Y, me diréis (con razón), ¿qué es una tarta pavlova? Pues, básicamente, una tarta de merengue. Al parecer, es originaria de Australia y toma su nombre de una famosa bailarina de ballet a la que un repostero quiso homenajear en su visita a dicho país. Pero, vamos, lo que nos interesa a nosotras es que es como un merengue gigante.
Recetas de pavlovas hay muchísimas, igual que sus variantes. Yo he encontrado recetas de pavlovas de chocolate, de almendras, de azúcar moreno… Y si variantes tiene esta tarta, rellenos ya ni os cuento. Aunque más que rellenos, podría decirse que son más bien coberturas, pues se ponen por encima de la pavlova. Aunque también pueden hacerse dos pavlovas y poner una encima de la otra, con la cobertura en medio a modo de relleno. Imaginación al poder. El caso es que este relleno suele ser nata montada adornada con frutas. Pero quien dice nata montada dice también trufa, crema, ganaché de chocolate…
Y, respecto a la fruta, os imaginaréis que no hay límite: fresas, frambuesas, plátanos, mango, kiwis, fruta de la pasión… Al parecer, las frutas tropicales le van de maravilla a la pavlova. Y, por supuesto, además de la fruta fresca, también se puede acompañar con coulis (sirope de frutas hecho en una sartén con la fruta y algo de azúcar), chocolate caliente, caramelo… Como veis, la pavlova no es una simple tarta de merengue ;)
Me aventuré a hacerla por mi abuela. Quería sorprenderla con una tarta ligera y diferente. ¡Y vaya si lo conseguí! Os podéis imaginar que, al hacerse con un merengue, esto es, con claras de huevo y algo de azúcar, la tarta es súper ligera. Yo no soy muy de merengues, pero he de reconocer (como reconocieron el resto de los que se la zamparon) que el contraste entre el merengue (crujiente por fuera, esponjoso por dentro) y la nata montada junto con la fruta fresca, así, todo junto en la boca, fue espectacular.
Yo opté por una pavlova clásica, con nata montada y fresas; pero me he quedado con ganas de hacer la de chocolate y experimentar con otras frutas e, incluso, con el coulis de frambuesas.
Hoy no os traigo vídeo porque apenas hice fotos del paso a paso, era la primera vez que me atrevía con una pavlova y no tenía muy claro que me saliera bien a la primera. Pero vamos, que es muy sencillo y, si tenéis alguna duda, podéis dejarla en los comentarios y os la contestaré lo antes posible. Ahora os dejo la receta (que podéis descargar siguiendo el enlace) y después os cuento mis contras y mis pros ;)
Pincha en la imagen para verla más grande e incluso descargarla.
CONTRAS:
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No sé vosotras, pero el cristal de mi horno no es transparente del todo. Tiene un ligero tono amarillento (y no, no es suciedad, jejeje…), por lo que no puedo ver el color exacto de lo que se está horneando. Tampoco es recomendable abrir la puerta del horno porque el merengue se puede venir abajo. Así que tengo casi que jugármela. Lo mejor es esperar el tiempo de la receta y después ir mirando.
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La textura del interior es sorpresa, no se puede meter un palillo para ver si está hecho (como en un bizcocho normal). Así que hasta que no se corta la pavlova no se sabe si saldrá como tiene que salir, a saber: como una mousse.
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Si se teme que el horno pueda quemar los picos de merengue (tostados están deliciosos, pero quemados no son gusto de nadie), se puede bajar la temperatura del horno a 100 ºC. En este caso, yo controlaría muy bien la tarta a partir de los 50 minutos. Obviamente, si se baja la temperatura hay que alargar el tiempo de horneado.
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Aunque 3 claras de huevo parezcan pocas y aunque alguna crea que pueda montarlas a punto de nieve con la fuerza de sus brazos, es mejor usar una batidora eléctrica por dos motivos. El primero es que el azúcar y demás ingredientes se tienen que añadir sin dejar de batir. El segundo es que así nos aseguramos de que está bien montada. Yo sólo me aventuraría a montarlas a mano si no tuviera a mi alcance una batidora eléctrica.
PROS:
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Es la tarta perfecta para hacerla el día antes. Bueno, la tarde antes en realidad. Lo que viene genial si se va a sacar para una celebración. Así no nos estresamos con los demás preparativos de la fiesta. Una preocupación menos ;) . Dejamos para el mismo día montar la nata o el relleno elegido y la preparación de las frutas. Se monta todo justo antes de servirla (si lo hiciéramos todo el mismo día o incluso horas antes de servirla, la pavlova se humedecería por el relleno y se aplastaría).
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Como digo, es muy ligera. Cualquier merengue lo es en realidad.
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Partiendo de la misma base, el merengue, se pueden hacer muchas variantes, según el relleno y la fruta elegida.
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Aunque se tenga que hacer un hueco (ojo, que no un agujero) en el medio del merengue para colocar el relleno y la decoración, lo bonito de la tarta pavlova son los picos del merengue. Cuando lo extendáis para hornearlo, haced picos con el revés de la cuchara hacia arriba. Cuantos más picos (incluso por los lados), más bonita después.
Una vez que la sirváis, intentad coger un bocado con todo: el exterior crujiente, el interior esponjoso, el relleno suave y la fruta fresca… sólo puedo añadir una cosa más: ¡¡¡ñam!!! ;) .