¿Literatura Fantástica? ¿Pura fantasía épica? Sí y no, creo que George R.R. Martin ama la historia y ama la tradición. Y quizás de allí su éxito incontestable. Porque la saga de Canción de Hielo y Fuego y su, por el momento, cuarta entrega, junto a miles de páginas, constituyen uno de los poquísimos best-sellers que ha dado el género en muchos años. Lo que me interesa es saber el porqué, ya que sobre la Canción se han escrito muchos posts y baladas.
Para los que no sepáis de qué va todo esto, una breve introducción: en unos territorios y reinos imaginados, varios linajes pugnan por el poder. Unos son conformados por malos, otros por buenos y otros los ubico en la escala de grises. A este substrato hay que sumar los “exteriores”, pueblos, razas y seres que poco a poco van cobrando mayor importancia… Y ya está, esto es la saga.
Pero, ¡vaya!, ¿sólo esto? Sí, pero contado con enorme talento y enorme esfuerzo. G.R.R Martin es, ante todo, un orfebre exquisito. Apabullantes son la cantidad de familias, banderas, grupos, toponimias, personajes y seres que maneja, sin que nada se resquebraje ni asomen grietas en su literatura. A veces imagino a este grueso norteamericano encerrado en una habitación llena de millones de posits amarillos forrando las paredes hasta el techo, intentando encontrar un cabo suelto o una dama perdida. Una mente maravillosa, sin duda, capaz de trazar sofisticados arabescos que harían palidecer a los artesanos árabes del medievo.
¿Cómo se explica? Con un lenguaje relativamente sencillo y eficaz. Aquí, como en la mejor tradición anglosajona (Jack Vance, Ballard, Wells, Stevenson), lo importante es la historia, no el estilo. Todo al servicio de la historia.
¿Sólo?... No, Martin consigue dos cosas más: ser enormemente entretenido y enganchar al lector, como el buen guionista de TV que fue, en su red de cuentos. Y para conseguirlo no escatima en trucos: búsqueda de identificación emocional con los personajes (tiene tantos que es imposible no encontrar tu media naranja), capítulos cortos, estructura narrativa seriada, clímax cortados de raíz, rollos entre los protagonistas, situaciones evidentemente injustas que claman venganza, sufrimiento de nuestros queridos alter egos y… Tyron, el súper antihéroe que todos somos. Zarandeado, acomplejado, inferior y feo. Pero que hasta la IIIº entrega de la saga (ahí estoy), sobrevive por azar y por su inteligencia. Mi querido Tyron. ¡Dios salve a la Reina! Y a este hombrecillo también.
¿Qué problema hay? Bueno, a veces se le va la pluma. Como diría aquel libre pensador, Stefan Zweig en el Mundo de Ayer, a todos los escritores les conviene un ejercicio de tijeretazo (no recuerdo bien la cita), excepto en los casos de Céline, Sandor Marai, Coetezze y cuatro más.
Otro problema es que a veces parece que Martin deje escapar sus manías, obsesiones y traumas: violaciones a mansalva, decapitaciones, mutilaciones, etc. Me sobran algunos fragmentos y algunos hilos. El de Sansa es un tostón y no aporta nada. Los dos hermanos incestuosos me causan sopor, todo lo que consigue Daenerys me resulta inverosímil, y ya sé que los vampiros no existen y que por tanto no pueden ser así o asá definitivamente. Pero todo eso da igual. Bofetón a la página y “palante”.
Hay un tipo que corretea por los lindes del norte profundo llamando Jon Nieve que lo justifica todo. Los bosques y el frío, los mitos, la dureza de los elementos conforman un paraíso para el lector de lo fantástico. Y Jon no está solo, me chiflan los bárbaros de los confines, su hermanastro Brandon y sus amigos, los Reed, salidos de Aguasgrises, me interesa Lady Catelyn, me chiflan los huragos y me encantan las historias de Stannis Baratheon, muy creíble como hombre de estado.
Y mucho más, en este país del Nunca Jamás para adultos. Por último, mencionar que descubrí CHF gracias a los foreros de Foros de Fantasia Epica, a los que siempre estaré agradecido por ello. G.R.R Martin, un indispensable en el género que ha creado un universo propio, este sí.Pronto se estrenará la serie, de la que dejo el trálier. Casi nada.