

A veces, lo más cotidiano, lo más cercano y lo que mejor conocemos, es lo que más miedo e inquietud nos genera. Esta máxima la lleva Santiago Eximeno a su mayor expresión en De la carne. A través de catorce relatos de extensión variada podemos observar como el escritor madrileño perturba nuestra mente a través de historias que siempre parten de lo conocido. De lo más humano. O casi siempre. A veces Eximeno nos lleva hasta otros planetas, hasta universos de pura ciencia ficción y horror. Pero siempre, y da igual el relato que escojas, el componente humano está presente. Lo cotidiano se ve alterado por lo extraño.
Eximeno expone a la sociedad frente a un espejo. Un espejo sucio y realista. Cada una de las catorce miradas que nos propone en De la carne nos escupen lapos de critica social. De pura visceralidad humana. Miradas de perturbación. Las historias transcurren con la naturalidad del día a día. La tensión crece, la inquietud envuelve los poros de la piel y al final, te deja tocado. Pensativo. Reflexivo. Todo escrito con precisión de cirujano, donde las palabras te arrollan sin esperanza a salir vivo. En su justa medida, con mayor o menor éxito, cada relato surca los caminos comunes de la realidad, repletos de momentos aparentemente tranquilos que nunca terminan bien. Que siempre son perturbados. Que casi siempre consiguen sorprender.

También encontramos, entre estos relatos más breves, ideas muy potentes pero que no terminan de tener todo el efecto posible en el lector. O más bien, que repiten ciertas estructuras donde ya sabemos que esperar. Uno de ellos es Paciencia, donde Eximeno nos sorprende con giro final cuando una mujer cuenta de forma cínica la muerte de su padre. También La jauría de Abel, un relato de corte más clásico que nos sumerge poco a poco en una atmósfera de terror. O Miembros de la compañía, un relato futurista donde Eximeno muestra un posible futuro distópico de posguerra de lo más cruel.
Pero también, de píldoras literarias que cortan el aliento. De las que solo queda aplaudir tras terminar su lectura. Es el caso de Mesa, un relato de lo más perturbador sobre la crisis mundial y la pura decadencia humana a la que nos lleva el capitalismo. Las imágenes que crean son dignas del más puro horror. También No te olvides de darle cuerda, un breve pieza tan tierna como terrorífica cuya sencillez y corta extensión exalta toda su potencia. Cierro el apartado con uno de mis favoritos: Desahuciada (radioaficionado por Noviembre Nocturno). Se trata de un breve monologo donde una mujer está confesando ante un agente. El giro final es apoteósico.

El cambio de registro total lo pone Last exit for the Lost, donde Eximeno nos lleva hasta Marte para contar una feroz historia de supervivencia. El autor muestra una sociedad gobernada por un comunismo despiadado repleto de leyes y represión gubernamental. Es una historia más común y clásica, pero crea un microverso de lo más interesante donde (espero) tendrían cabida más historias. La medalla de oro, sin ningún genero de dudas, es para Noverim te. Una historia de puro horror cósmico que casi parece enlazar con el Lago negro de tus ojos, de Guillem López. Criaturas ancestrales, lagunas místicas, crítica al turismo capitalista y credos reverenciales. Todo ello encerrado en un pueblo donde las creencias y rituales han sido casi saboteados por el turismo. Algo que ,desgraciadamente, vemos más cada día.

Esta reseña pertenece a los Premios Guillermo de Barkerville