Revista Arquitectura

De la guarida de la infancia en tiempos del COVID-19 a la toma de las calles

Por Sf23arquitectos @sf23arquitectos

¿Cuándo va a parar ese horrible sonido que entra por la ventana? Hoy hace 23 días que empezó y ya resulta insoportable. Hoy hace 23 días que las escuelas echaron el cierre, suponiendo el pistoletazo de salida del confinamiento de la infancia, con la consiguiente desaparición de los gritos de ilusión de los juegos infantiles. Hace 23 días, cuando volvíamos a casa, mentalizándonos de la situación, recuerdo una imagen dantesca, el parque infantil por el que pasamos estaba acordonado, ¿Era necesario? ¿Esa es la imagen que tienen que guardar estos niños del mundo exterior? No recuerdo ver bares acordonados, ni la placita en la que se reúne un buen grupo de ancianos cada tarde, sin embargo, la imagen del parque infantil acordonado parecía ser una advertencia criminalizante hacia los niños. Los moralismos que han podido leerse en las redes en este tiempo aburren, todos éramos, somos o seremos muy buenos, o muy malos, antes, ahora o después de esto, o algunos, incluso, mejores, y los demás pues peores. Muy aburrido todo, pero la verdad es que esta situación se prolongará tanto como nuestro enemigo siga en la calle, y mientras el enemigo siga en la calle, ese horrible sonido seguirá entrando por la ventana.

De la guarida de la infancia en tiempos del COVID-19 a la toma de las calles

Primera ilustración de Alicia agrandando dentro de la cada, por John Tenniel en 1965


¡¿Por qué mientras que ese horrible sonido entra por mi ventana veo a las mismas personas pasar a por pan a diario?! ¡¿Por qué veo a ese anciano salir y entrar a diario con manos vacías?! ¡¿Por qué hay quien tiene escusas para salir de la única zona de seguridad que hay, el hogar, a diario?!¡¿Por qué me encuentro en el súper a un par de dos que entran y salen sin haber comprado nada?!¡¿Por qué el que pasea al perro, no sé cuántas veces al día que ya ni orina, aprovecha para llamar a voces a Pepe o a Juan, el del 2º del bloque de enfrente, o el del 3º de este bloque, y ponerse de charleta?!¡¿Dónde va el octogenario del bloque de la esquina paseando una bolsa de supermercado si el más cercano abierto, hoy domingo, está a cerca de un km?!¡¿Por qué mientras que esos gritos de ilusión han sido sacrificados, y así permanecerán hasta que esto acabe, hay quien alimenta al enemigo?! Cuando mis hijos salgan a la calle, y se rompa el sonido del silencio, correrán cortando el paso, o se pararán en seco, chillarán a cualquier hora del día, tocarán los cristales de los locales con las manos sucias, tocarán todo con las manos sucias (si es que esto no los deja maniáticos de la higiene), entrarán en cualquier tipo de establecimiento como niños, incomodarán a otros comensales en restaurantes, se pondrán de pie en la silla, tocarán la ropa de las tiendas cuando vayamos de compras, se esconderán entre la ropa, salpicarán en la piscina a diestro y siniestro, escucharán conversaciones ajenas, y muchas otras cosas que ojalá ocurran, y mientras no pongan en peligro su integridad o la de los demás, tendrán plena libertad para hacerlo.
Ellos no saldrán de su guarida de 60m2 en el tiempo que corresponda, han respetado más que los adultos esta situación, han salvado vidas, así que serán dignos de salir de aquí como niños, y lo que dure su infancia seguirán siendo respetados como niños, y harán las cosas que solo los niños saben hacer, molestando mucho, pero nadie los mirará mal, porque ellos han visto desde su ventana sin reproches como otros alimentan al enemigo, pero cuando salgan a la calle ya lo habrán olvidado, no guardarán rencor, serán felices siendo niños, ASÍ QUE NO PODREMOS MÁS QUE DISFRUTAR DE SU MOLESTA PRESENCIA. 
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