Jack Vance nació en San Francisco en 1916. Debe ser un tipo inteligente, pues inició varias carreras sin acabar ninguna. Que un aspirante a físico, ingeniero y periodista (¡normal!), entrara en la marina mercante ya es extraño. Y es un tipo afortunado, además, porque durante la Segunda Guerra Mundial su navío fue atacado por los U-Boot alemanes, sin naufragar.
Pudiera ser que perdido en las inmensidades oceánicas, se decidiera a escribir, en un pequeño camarote oxidado. De allí quizás nació este Mundo Azul, una muy irónica mirada sobre el hombre y su modo de organizarse en sociedad. Cuenta cómo sobreviven a algún tipo de cataclismo en un planeta sin tierra firme unas presos fugados que fundan un nuevo mundo, organizado por castas, sin entender el significado de sus nombres: estafadores, rateros, pirómanos, contrabandistas y hasta publicistas y notarios. Castas jerarquizadas por categorías e importancia en una sociedad que ha perdido la tecnología e inventa una nueva.
El eje central de la narración son los conflictos generados por un reducido grupo de privilegiados que han convertido en dios a una gigantesca criatura marina (el “Kragen”, que no he conseguido visualizar bien) y como ésta somete a los humanos. Hoy, nuestro Kragen sería el dinero y sus servidores, todos nosotros.
De algún modo, en esta epopeya sin mucha acción, se plantea el tema del precio de la libertad. Los que se sublevan son tildados de locos, taciturnos, infieles, etc. Cada vez que un político o una nación se llenan la boca con palabras como “democracia” o “libertad”, las piernas me flaquean y siento una necesidad urgente de ir al baño. Jack Vance lo explica muy bien, a través de un relato ameno.
No contaré nada de los flotadores, las esponjas, los estanques. Comentar que su lectura se consume sin apenas esfuerzo, con sosiego se vive Mundo Azul, y enorme placer.
En algunas ideas de este libro, imagino, se inspiró la película WaterWorld (1995), una de las superproducciones fallidas de la historia del cine. WaterWorld, no es, para nada, una mala película, y merece una revisión. El bueno de Kevin Costner, que ya no hizo uso de pelucas en el film, casi pierde los calzoncillos, ya que la dirigió, la protagonizó y puso la pasta.
Jack Vance ha publicado más de cuarenta novelas y numerosos cuentos y relatos. En un autor importante que he descubierto en el Foro Sedice y que ha influido enormemente en G.R.R Martin, el de la Canción de Hielo y Fuego y su quinto libro maldito de la saga que no sale…
Sabe esperar, aguarda que la marea fluya,Que diría Machado. Más vale tomárselo así.
así en la costa un barco, sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya…
Waterworld (1995) - Trailer en Yahoo! Video