El autor y director, Manuel Ríos San Martín, convierte la cuna de la humanidad en escenario de un thriller único. En La huella del mal, la evolución se cruza con la culpa, la violencia y las preguntas que siguen sin respuesta.
Por: Alberto Berenguer / Instagram: @tukoberenguer; @delecturaobligada

Atapuerca no solo es un escenario, sino casi un personaje más en La huella del mal. ¿Cómo nació la idea de situar un thriller en un lugar tan icónico y cargado de historia?
Conocí a Juan Luis ARSUAGA, cuando yo era productor ejecutivo de la serie Compañeros y él vino a hacer un capítulo en el que visitaba el colegio. Desde entonces, sentí fascinación por todo el entorno de Atapuerca. En el año 2012, creo, visité la excavación con mis hijos y se me ocurrió el detonante de la historia. A partir de ahí empecé a desarrollar la idea, visité los yacimientos de nuevo, conocí a otro de los directores, José María Bermúdez de Castro y fui elaborando la historia.
¿Qué le atrajo de unir un crimen actual con un ritual prehistórico?
Me gusta indagar en lo primitivo del ser humano, en qué es lo que nos define, si es la violencia, o por el contrario, la empatía. O el equilibrio de ambas. Y, además, me parecía que nadie lo había hecho antes.
Usted mismo dirige la adaptación de La huella del mal para Netflix. ¿Qué ha sido lo más difícil de “traicionar” o modificar respecto al libro al llevarlo a la pantalla?
No me ha costado modificar el libro. A veces discutía con mi co guionista, Victoria, Dal Vera, porque ella defendía algunas cosas que en la novela estaban bien. Pero yo siempre le decía que el que quiera leer la novela, la tiene, que el producto audiovisual es diferente y que hay que saber adaptarlo. Esta novela tiene más de 500 páginas y el guion 100. Hay que tener claro que no todo cabe.
En la historia, además de la intriga, pesa la relación entre Silvia Guzmán y Daniel Velarde, marcada por heridas personales y profesionales. ¿Por qué era importante dar tanto peso a la vida personal de los policías?
A mí no me gustan los policíacos fríos, prefiero los que también cuentan historias personales.
Como guionista y director ha estado detrás de series míticas como Compañeros o Sin identidad. ¿Qué aprendió en la televisión que ahora aplica a la narrativa literaria y al cine?
La televisión de esos años tenía bastante ritmo y multitramas. Por otro lado, también intentábamos que las secuencias terminasen en alto. Yo creo que todo esto ha influido de alguna manera en la forma de escribir hoy en día. Especialmente los policiacos.

La huella del mal, Donde haya tinieblas y El olor del miedo dialogan entre sí en torno a grandes temas: la violencia, la evolución, lo sagrado o el lugar del ser humano en la naturaleza. ¿Las concibe como un tríptico sobre quiénes somos?
En cierta medida sí, aunque los haya escrito en desorden. Yo le llamo un poco de broma, la evolución del mal, que va desde el mal más primitivo, los animales, la violencia, que sería la que está presente en El olor del miedo, después iría La Huella Del Mal Con esa agresividad de los primeros humanos y, por último, Donde haya tinieblas, en la que aparece el pecado, la religión, la culpa.
Muchos lectores y espectadores se preguntan: ¿por qué cree que el thriller, especialmente el de raíz española, conecta tanto con el público internacional en este momento?
La verdad, es que me cuesta entender el éxito del Thriller. No porque no me parezca bien, sino porque no encuentro una explicación concreta.
Para terminar: ¿puede adelantarnos si ya tiene en marcha una nueva novela o un nuevo proyecto audiovisual, y si seguirá transitando estos territorios donde crimen, filosofía y emoción se entrelazan?
Estoy en una fase avanzada de la escritura de mi siguiente novela, que será ya la quinta. Pero todavía no puedo contar mucho de qué trata. Tiene un cierto cambio con respecto a las anteriores, es un policíaco, pero ya no forma parte de esa supuesta trilogía de la que hablábamos antes en la que trataba el mal en el ser humano desde distintos puntos de vista. Esta novela rompe con eso. Yo creo que tiene mucho ritmo y va a sorprender.
