Este post lo escribí hace un año -algo más-, pero no se publicó en este blog. Era el primero de una serie de tres y arrancaba una sección en la que colaboraría durante un tiempo en una web paternal. En ese momento me parecía una propuesta y una colaboración seria, pero todo quedó en nada. De hecho, éste es precisamente el último artículo que se podía encontrar en esa página, y a día de hoy, la web no ya existe. Ni me he molestado en intentar ponerme en contacto con los responsables, o pedir explicaciones. Ni lo hice en su momento cuando el artículo se colgó sin apenas cuidar el formato, ni cuando dejé de recibir noticias suyas. Internet tiene estas cosas. Ahora que veo que aquella página dejó de funcionar, recupero el post, más que por su discutible valor, para que no se pierda. Aquí lo tenéis.
De mellizos, aviones y maletas
-Hola, me llamo José María, tengo un blog sobre paternidad, y soy exhibicionista.
-¡Hola, José María!
Me presento. Así podría empezar todos y cada uno de las entradas que publico en mi blog. Y como yo, muchas -y muchos- de las mamás blogueras que hay en internet. De hecho, así arranca una que escribí hace un tiempo sobre el perfil exhibicionista que tenemos muchos de los que hablamos de nosotros mismos y de nuestras vidas, y la conveniencia o no de colgar fotos de mis hijos en las redes.
Aparte de llamarme José María, tener un blog sobre paternidad, y ser exhibicionista, tengo dos hijos, mellizos, llamémosles Luke y Leia, de dos añitos, que me mantienen constantemente ocupado. Paternidad activa, lo llamamos, o corresponsabilidad. Yo no conozco otra forma de ser padre, la verdad. Ir a trabajar -estoy con reducción de jornada- se ha convertido en un descanso encubierto. Pero solo para coger fuerzas y seguir creciendo con ellos, viviendo experiencias nuevas, y aprendiendo cosas. Un no parar.
Una de las experiencias más enriquecedora es viajar. Siempre nos ha gustado. Antes de ser padres ya teníamos esa buena y sana costumbre. Japón, Túnez, Irlanda, Italia, Québec, Praga, París, Estocolmo, Berlín, Copenhague... Lo importante es traer de vuelta las maletas bien repletas de experiencias y recuerdos. Ahora con los pequeños es aún más especial, aunque la posibilidad de viajar se reduce bastante. Pero queremos seguir ampliando horizontes y acumulando álbumes. Así que el verano pasado, manta liada en la cabeza mediante, nos subimos los cuatro en un avión y nos fuimos a Londres.
Viajar con niños pequeños es en sí mismo una locura aventura. La elección del destino y el programa es importante. Llevas mucho tiempo esperando las vacaciones, pero ahora la prioridad es otra. Si los peques no disfrutan, te las pueden arruinar. No es necesario ir a EuroDisney por decreto, pero hay que pensar en el ocio general de la familia. Puede que te encante visitar museos o asistir a exposiciones, pero pasar horas en una cola, o en un recinto en el que no se pueda simplemente correr o canturrear, puede frustrar a cualquier niño pequeño. Y eso acaba frustrando también tus planes. No es que haya que ceñirse exclusivamente a planes infantiles, pero creo conveniente pensar también en actividades o visitas atractivas para ellos. Aunque sea algo tan simple -y tan divertido - como pasar media tarde en un parque.
No voy a sentar cátedra de cómo debe ser un viaje con niños pequeños, ni os voy a desglosar una guía práctica. Los blogs siempre tiran del famoso "7 consejos para...", o "Las 10 mejores...". El SEO es lo que tiene. El sentido común es el menos común de los sentidos, pero no creo necesario comentaros temas como la documentación, los billetes, reservas, resguardos, seguros, teléfonos... Cuando uno viaja es mejor evitarse disgustos, y si lo haces con niños pequeños, más aún. Sentido común. Al final lo que cuenta, como casi siempre, es pasarlo bien. Puedes preocuparte por su comodidad, por ver todos los monumentos posibles, porque os dé tiempo a ir a todos los lugares de interés que tuvierais programados. Al final, si no lo habéis pasado bien, si los peques van estresados, frustrados o enfadados, corres el riesgo de que las vacaciones se vayan al traste.
Al final, los recuerdos felices son los que cuentan, y los que quedan. Y toneladas de fotos. De una escapada a Londres podemos tener fotos del Big Ben, del London Eye, de Picadilly, del Puente de la Torre, de Covent Garden. Y resulta que nuestras favoritas, y las que siempre rescatamos y enseñamos, son las que tenemos de Luke y Leia corriendo, jugando y riendo por Hyde Park.
Ya falta poco para Semana Santa. ¿Habéis pensado ya vuestra escapada?
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Al releerlo ahora me doy cuenta de cómo ha ido evolucionando el blog, y sólo ha pasado un año. Sigue siendo sólo un blog personal, pero me resulta curioso ver lo que escribía y cómo lo escribía entonces. De todos modos, esto es un ejercicio de archivo y backup, así que espero que os haya gustado.