Revista Cultura y Ocio
Hoy se ha alborotado una estudiante en clase al escucharme pronunciar la palabra «mierda». Ha sido en el momento de «¡Qué carga tan insufrible / es el ambiente vital / para el mezquino mortal / que nace en sino terrible! / ¡Qué eternidad tan horrible / la breve vida! Este mundo, / ¡qué calabozo profundo / para el hombre desdichado / a quien mira el cielo airado / con su ceño furibundo». Y, sobre todo, en este otro, cuando el personaje se queja por haber tenido un solo día feliz en su vida desastrada: «Así en la cárcel sombría / mete una luz el sayón, / con la tirana intención / de que un punto el preso vea / el horror que le rodea / en su espantosa mansión». ¿Qué estaremos enseñándoles?