Es curioso como Cosmopolitan rescata lo más ñoño de mí (que ya es un decir) en forma de pelis noventeras que son irresistibles. Son de esas pelis de las 15.30 que ya no quedan, de esas que reunían a la familia para reírse un rato y criticar los pelos afros y las previsiones del guion más previsible del momento. Recuerdo esos “Ohhhh” y esos “Venga ya…” acompañados de comentarios ofensivos inocentes y algún que otro suspiro cuando llegaban los interminables anuncios para recoger la mesa o pelear con el hermano de turno.
Mis lágrimas ya no las dedico a exámenes suspensos y las autorizaciones para excursiones quedaron olvidadas, pero sigo siendo la misma tonta que no deja de pensar que algún día alguien decidió reunirse para crear una película que solo serviría para eso, para hacer la vida del ser mundano algo más distendida. Una de estas obras maestras la he rescatado hoy en forma de una cañera Whoopi Goldberg y un grupo de teenagers que más quisiera más de uno hoy en sus aulas. ¿Rebeldes, decían? Cómo han cambiado las cosas, ¿eh? Ojalá al primer grito y una orden de más se pudiera montar un coro de dulces loritos que cantan como los ángeles… En fin, bendita ficción.
Pero mi sorpresa ha sido mayor al encontrar a uno de los rostros más conocidos serísticamente hablando de la parrilla televisera entre sus personajes -más irrelevantes.
Os dejo unas fotillos por si os suena la flauta… ¿Alguna idea?