Ha surgido en la Sevilla bética una polémica, a raíz de la Final de Copa del Rey entre el otro equipo de la ciudad y el Fútbol Club Barcelona, inexplicable para casi la totalidad de los que sentimos en verdiblanco.
Lo normal, lo natural y lo lógico es que un bético quiera que el Sevilla Fútbol Club pierda. Y aunque esto es una generalidad muy extendida, voy a hablar en primera persona para no caer en el error de pensar y/u opinar por los demás. Por eso no entiendo lo que ha pasado con tres personajes de renombre entre los aficionados del Real Betis Balompié.
Los periodistas y Carlos Herrera y el cantante José Manuel Soto mostraron públicamente su apoyo al eterno rival por motivos políticos. Argumentan que el club blaugrana es separatista, independentista y antiespañol. Todo viene tras la absurda prohibición (después revocada por un juez) de llevar esteladas al Vicente Calderón. Cada uno es libre de apoyar al equipo que desee. Pero esa misma libertad existe para criticar ese apoyo. Y más cuando es por un asunto ajeno al fútbol, por un motivo político.
Aquí entramos en el farragoso asunto de mezclar política y deporte. Por un lado, los políticos critican que se exhiban banderas nacionalistas pero por otra parte no dudan acudir al palco. Si no quieren esa mezcla, deberían ser coherentes y asistir a los estadios como simples aficionados. Yo particularmente, no entiendo que se lleven banderas, bufandas o emblemas que no sean de tu equipo de fútbol.
Ahora bien, lo que yo no entiendo es anteponer ideales políticos a tu pasión futbolística. Para explicar mejor lo que pienso y siento, les dejo esta frase de la excelentísima película El secreto de sus ojos: "El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión."
Copa del Rey 2015/16F.C.BarcelonaReal Betis BalompiéSevilla F.C.