Especialistas especializados en psicología infantil, aseguran que la educación sin prejuicios sexuales, con equidad de género, es lo más acertado para la crianza de los hijos. Desde que los niños y las niñas nacen, las diferencias de sexo condicionan la forma en la que son tratados, de modo que si es una niña, generalmente, es más consentida, se le inculca que siempre debe estar limpia y peinada y se le habla con un tono más suave y dulce; mientras que al niño se le trata con más entereza, se le relaciona con términos como héroe, valiente y fuerte, se le tolera más fácilmente ensuciarse y tener una apariencia desorganizada.
Según los especialistas, los pequeños construyen su propio concepto de lo que es masculino y lo que es femenino y, con base en esto, se comportan para ser aceptados por sus padres, familiares, amigos y conocidos.
En este sentido, estos estereotipos están ligados a las cualidades naturales de cada sexo. “Por la resistencia y fortaleza física característica de los hombres, existe la creencia de que son menos sensibles, no deben llorar, ni expresar tan abiertamente sus emociones, todo lo contrario en el caso de las niñas”.
Históricamente, los hombres estaban destinados a ser educados para la guerra y las mujeres para cuidar a los hijos y atender las necesidades del hogar y, aunque hoy estos paradigmas se han revaluado, aún quedan secuelas.
Es por esto que desesperada y severamente imponen a sus hijos conductas, creencias e ideologías que socialmente han sido reconocidas como propias de uno de los dos géneros.
Este es un gravísimo error que solo fomenta las desigualdades entre ambos sexos. En la cotidianidad, todos los seres humanos combinamos atributos masculinos y femeninos sin que esto afecte nuestra inclinación sexual. No tiene nada de malo comprarle una muñeca al niño para que juegue a ser papá, permitirle socializar con niñas, alagarlo con un ‘qué cariñoso estás’ e incluir en su armario prendas de color pastel.
Juguetes Sexistas
¿Educamos a las niñas en torno al universo de lo rosa o el hecho de que se pirren por las muñecas deviene de un componente genético? ¿Tienen los chavales una mayor necesidad de movimiento (consustancial a su propia psicomotricidad) frente a los reposados entretenimientos de las chicas?
Se ha aprobado una iniciativa que insta a que el Gobierno fomente en los patios de los colegios juegos que no hagan distinción por razones de género, con el fin de que disfruten con entretenimientos diversos. Esto sería un dato positivo por lo que respecta a los espacios públicos. Sin embargo, en el terreno de lo doméstico los valores pedagógicos ya están en manos de cada familia. Las series de televisión y los videojuegos no son de mucha ayuda a la hora de verter modelos educativos en los que los niños puedan verse reflejados, pues la tendencia general es la del protagonista que resuelve sus conflictos a tortazo limpio o la niña que alberga como máxima aspiración convertirse en estrella del pop.
En el caso de los más pequeños creo que, afortunadamente, ningún padre se traumatizará a estas alturas si ve a su hijo entusiasmado con la escoba de la hermanita (ya se sabe que imitan comportamientos y siempre serán testigos de cómo el adulto recoge la casa) o decide pasear a la Barbie de turno. Pero a pesar de esta aparente inversión de los roles tradicionales si tenemos que pensar en qué juguete se llevaría nuestro hijo a una isla desierta, la pelota ganaría la batalla por goleada. Aquí no hay estudio que lo desmienta. Es objeto de chicos y punto de unión entre amigos o desconocidos. Así que volviendo sobre las aptitudes futbolísticas de mi cachorro, he de confesar que la guerra está perdida.
En tu caso: ¿qué tipo de juguetes regalas a tus hijos?, ¿cuál es su juego o juguete favorito?, ¿crees que la tele o los videojuegos influyen en la tendencia general de los niños a jugar a un determinado juego?
Por qué las niñas prefieren jugar con muñecas y los niños con coches es una de las grandes preguntas que nos hacemos los padres y sobre la que se han suscitado todo tipo de teorías.
Hay quienes mantienen que es una imposición social, que influenciamos a los niños para que opten por uno o por otro, mientras que otros afirman que se debe a un fenómeno genético, como ha concluido una investigación de la Universidad A&M de Texas en Estados Unidos.
Según el estudio, los genes son los que determinan las preferencias de los niños por juguetes más femeninos como las Barbies o más masculinos como los camiones. La elección, dicen, se atribuye a una programación genética en función del sexo del niño.
Han comprobado además que las preferencias se dan desde muy pequeños. Han estudiado el comportamiento de 30 bebés de entre 3 y 8 meses de vida, aún no expuestos a presiones sociales, a los que les han mostrado una muñeca y un camión dentro de un teatro de títeres en dos intervalos de 10 segundos.
Los niños se sintieron más atraídos por el camión de juguete, mientras que las niñas por la muñeca, lo cual sugiere que las influencias del entorno reforzarían esta predisposición innata, sin imponer un modelo sexista.
Según mi propia experiencia con niñas (y es una vivencia absolutamente personal) coincido con la teoría de que la preferencia es innata, aunque puede que existan otras influencias. La forma en que juegan con los bebés no puede más que responder al instinto maternal que tiene toda mujer y que se manifiesta desde pequeñitas.
Según los investigadores, los juguetes elegidos por los niños implican acción y movimiento, mientras que los de las niñas son más tranquilos. Pero van más allá. Consideran que la preferencia genética por ciertos juguetes se remonta a tiempos ancestrales en los que los hombres, más activos, salían a cazar el alimento, mientras que las mujeres se quedaban cuidando y alimentando a los hijos.
Fuentes consultadas:
- ultimasnoticias.com.ve
- detintavioleta.blogspot.com.ar
- bebesymas.com
- elbebe.com