Hay gente de poco a poco. De encontrártela un día en el bolsillo, tan a gusto, y tomar unas cervezas de las de sin tiempo. Gente que se te va metiendo de frase en frase, de confidencia en confidencia. Personas de paseo por la tarde, de excursión en moto cerca de Segovia. De Café, copa y puro, aunque no fumen.
Ricardo pertenece a ese tipo de personas. A las que te sacan la sonrisa al verle, a las que llevas en esa mochila de siempre junto con los cromos de la liga del 79 y las cintas de rebobinar con boli. A esos que pareces conocer de al menos diez años antes de la fecha en que le vistes por primera vez.
Todo escritor deja mucho de si en lo que escribe. Así que es fácil aplicar el cuento -y nunca mejor dicho- a los escritos de Ricardo. Relatos de encontrar en el abrigo, en una hoja de cuaderno de cuadros, leerlo con sonrisa puesta, y volver a guardarlo en el bolsillo, con los dos toquecitos preceptivos para asegurar que no se pierde. Textos de desván, de guardar donde se guardan las cosas importantes sin importancia. Vete guardando sitio.
“37 Grados”. Un libro de Ricardo Balaguer que puedes encontrar aquí.