Revista Arte

De Política de rebeldes

Por Peterpank @castguer

De Política de rebeldes

La línea de fractura y de división de aguas es la que establece la separación entre los nietzscheanos y los otros, entre los que consideran el presente una oportunidad para elaborar un pensamiento que tenga valor también mañana y los que, en el momento mismo de escribir, realizan un gesto etimológicamente reaccionario, pues ven la salvación en la repetición, la reiteración y la celebración de los valores del pasado, en los que se repliegan en sus guaridas con el tropismo de los animales asustados. Unos quieren la modernidad y lo que le es inherente en materia de arte, ética y política; los otros comulgan en la cantinela nihilista apoyada en la religión de la decadencia…Por un lado, Nietzsche y la posibilidad de una política dionisíaca; por otro, Kant y las certezas de una administración apolínea.

El arte sigue siendo uno de los raros dominios en los que el individuo puede teóricamente dar testimonio de su plena dimensión, con independencia de la época, la historia y la geografía. Gracias a él quedan huellas en lucha con armas iguales contra el tiempo, cuando no también contra lo que perdura en lejanos impulsos, en los subsuelos en los que se preparan las dinámicas del futuro. Todos los regímenes, todos los poderes políticos conocen ese lugar estratégico y quieren confinarlo, dominarlo, limitarlo, contenerlo, incluso controlarlo radicalmente.

M.O.


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