A veces nos da por cruzar nuevos horizontes, por explorar más allá del lado de la ría donde se ubica el ayuntamiento de nuestra querida city. A veces, a mis dos soles y a mí (y me refiero a mis amigas) nos da por cruzar al otro lado de la ria, perdernos por calles que no conocemos, y acabar cenando entre risas y musicón reggetonero con el puño en lato cual Jersey Shore, versión vasca.
Total, que acabamos en Portugalete las tres, intentando arreglar nuestros tres pequeños mundos, sin muchas ganas de fiesta, ni de ná. Pero al entrar en "La bodeguita jarrillera", chica, como que nos entró el subidón. T se reía al vernos las caras de pánfilas que pusimos I y yo al entrar, al vernos envueltas por las últimas versiones de Don Omar, J.Lo, Pitbull y compañía mezclado con ¿house?. Enfin, que la sonrisa apareció en nuestras caritas, y ya con la espléndida sonrisa de la camarera de acento cubano, el local nos terminó de conquistar.
T nos recomendó no pedir las patatas imitación Foster, así que fuimos a por las "tres salsas": patatas caseras (cada vez menos común!) acompañadas de salsa picante, rosa y de ajo, ninguna de las tres casera, pero vaya, se dejaban comer. Y entre patata y patata, fuimos relajándonos, riéndonos, y mi sensación de comodidad y alegría de estar con ellas dos, cada vez iba en aumento.
Y aparecieron las hamburguesas: T y yo compartíamos la misma elección, una hamburguesa de jugosa carne, lechuga de la de verdad (Florette aquí no debía ser bienvenida), tomate, queso derretido, cebolla y un huevo frito que coronaba la hamburguesa. I desmontó la suya para pintarla con mostaza, y se encontró que le faltaban ingredientes.
-"Oiga, perdone, es que creo que esta no es la mia... le falta el bacón"-"Claro, no te preocupes, te traigo la tuya ahora mismo"- sonrisa inmensa de la camarera
Y la encantadora camarera volvió con la hamburguesa y todos sus acompañantes, y nosotras felices con el trato tan amable, a pesar de ser sábado, hora punta, música a todo volumen, y el bar a reventar. Para rematar, T y yo compartimos el postre de la casa, que era una especie de muffin de chocolate, relleno de crema, con litros de nata alrededor, una bola de helado de vainilla, y virutas multicolores que hacia años que no veía en un postre. Un buen final para el sábado, para quitar todos los males, eso sí, la #operaciónbuenorra creo que no contempla este tipo de postres...
LA BODEGUITA JARRILLERAC/ General Castaños, 15. Portugalete.
Un lugar peculiar, que si cierras los ojos, te apuestas una mano a que estás en una discoteca; si sólo miras, ves una increible barra de pinchos; y si lo juntas todo, acabas comiéndote una hamburguesa bajo unos baffles, atendido por una amable camarera cubana. Todo un descubrimiento, donde comimos una muy buena hamburguesa de carne jugosa y sabrosa, con pan de verdad, nada de bollos industriales y encima muy bien atendidas. Y todo, por 10€ cada una.