Revista Espiritualidad

¿de qué depende nuestra felicidad?

Por Maribelium @maribelium
¿DE QUÉ DEPENDE NUESTRA FELICIDAD?Hace unos días leía en una noticia que una científica (Sonia Lyubormirsky), afirmaba en el I Congreso Mundial de la Felicidad, que los genes determinan en un 50% el grado de felicidad que puede tener una persona. El 40% restante de esta felicidad dependería, según la misma autora, de las “circunstancias personales de cada individuo” y un 10% de sus comportamientos. Estos datos me generaron perplejidad, pues es imposible determinar científicamente esto, con la exactitud señalada por esta mujer, y por otro lado, me parece que en sus afirmaciones se pone de manifiesto una cierta superficialidad. Al menos esa ha sido mi primera impresión (quizás equivocada).
Los procesos mentales humanos son complejos y están afectados por numerosos fenómenos y por eso, se habla de multicausalidad. Se dice que quienes somos, en parte viene condicionado por unos genes (que no determinado, como dice Sonia Lyubormirsky), cuya expresión, se ve influida por factores ambientales, educación, experiencias vividas, etc, configurando todo ello el fenotipo. A su vez, el fenotipo es parcialmente modificable. Por ejemplo, si alguien está obeso, por causa de una predisposición genética, se sabe que esta obesidad se puede revertir con dieta y sobre todo con ejercicio de unos 30 minutos diarios. Con ambas cosas, se ha visto que se puede controlar esa predisposición y que una persona obesa puede acabar teniendo un aspecto normal, a pesar de sus genes. Si esto ocurre, con un fenómeno como el de la obesidad, que no tan complejo como la felicidad o infelicidad, ¿no podemos pensar que haya algo modificable en nuestros cerebros? Además, se sabe que los genes que organizan el cerebro tienen más plasticidad (son más moldeables) que los que organizan otras partes del cuerpo y se ha comprobado en estudios con psicoterapia, que ésta modifica la expresión génica, mediante nuevos aprendizajes (según ha demostrado el premio Nobel Erik Kandel). De ahí mis dudas con el determinismo genético. Esto no quiere decir que niegue la influencia de los genes, sino que me parece que hay más factores que influyen en nuestra forma de ser, y por ende, en nuestra felicidad.
A esta señora yo le preguntaría, que si no cuenta nada para la felicidad las personas que uno se encuentra en la vida y el amor que se nos proporciona (quizás a eso se refiere ella con circunstancias), que si no influye nada la dimensión espiritual, la motivación para vivir (que se puede encontrar a pesar de pasar por un estado depresivo), el sentido de la vida, nuestras decisiones personales, etc. Todo ello, tiene que ver con el mundo interior y el manejo personal del mismo, al que no parece hacer alusión esta autora. Además, ¿cómo se explica desde sus teorías que las personas que hacen oración o meditan sean más felices? Me pregunto si pensará que el orar o el meditar dependen de los genes. También suelen tener más felicidad los altruistas. ¿Será que eso viene de fábrica? Si solamente un 10% de nuestra vida, depende de nuestros comportamientos, parece haber poco margen para que personas con genes perturbados, o que hayan vivido malas experiencias sean felices. Pues solamente podrían modificar un 10% de la totalidad. Sí que haríamos encaje de bolillos los psicoterapeutas.
Si entráis en la página web de la autora, podréis ver más de sus planteamientos sobre la felicidad; centrados en las conductas, cogniciones, genes, uso de las memorias, etc. Estando casi todo reducido, fundamentalmente a procesos cognitivos y motivacionales. Si las personas que me quieren me dijeran que mi vida consiste en procesos cognitivos o motivacionales, me sentiría caricaturizada, reducida a reacciones mecánicas y automatismos, con poco espacio para mi elección personal. Prefiero pensar, que aparte de nuestros genes, comportamientos y circunstancias, el ser humano tiene un margen mayor para su elección y libertad personal, que las relaciones humanas son importantes y que puedo elegir mi actitud más allá de las circunstancias que me toque vivir. Considero que la dimensión espiritual aumenta mis grados de libertad, pues esa es mi experiencia y que lo más profundo del ser humano (de todos y cada uno) es un gran misterio, cuyo porcentaje de influencia va más allá de los porcentajes, mediciones y objetivaciones de los científicos. Si hay algo misterioso, único e irrepetible en las personas (a pesar de sus parcelas oscuras de infelicidad, maldad, etc.), es posible que de esa dimensión misteriosa pueda emerger una felicidad más profunda y auténtica, pues es probable, dado que así lo cuentan muchas personas.  Algo que nos sobrepase o quizás no entendamos, algún día nos eche una mano, o simplemente, algo en nosotros nos haga abrir un poco más los ojos. Y no creo que esto esté inscrito solamente en mis genes, salvo que los genes sean el Grial buscado, en el que se hallen todas las respuestas. Quién sabe…

Nota: Imagen extraída de http://www.backpacking-tips-asia.com/cambodian-art.html


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