Blanca nos llamó con la intención de dar un aire completamente nuevo a sus sillas. Cuatro maravillas de roble hechas a mano y heredadas de sus bisabuelos. Nos dio un par de directrices; les gustaba mucho, a ella y su marido, el aspecto de la madera blanqueada, y para la tela, cierto aire étnico, pero dejó en nuestras manos la búsqueda de la misma. ¡Esa parte nos encantó! Nos recorrimos prácticamente todas las tiendas de tejidos de Sevilla y, mediante fotos y "guasaps", fuimos descartando y seleccionando. Al final dimos con una que les enamoró... ¡Menos mal!
Después de desmontar la tapicería, comenzó el trabajo que, básicamente, consistió en lijar con mucho cariño cada recoveco de ese precioso tallado, hasta dejar la madera en su color natural. Fue entonces cuando aparecieron algunos signos inequívocos de carcoma que procedimos a tratar.
Este es el aspecto que presentaban las sillas completamente lijadas.
Como podéis apreciar, cada trabajo de tallado es diferente y a cual más bonito.
Dos capas de barniz incoloro mate, una buena dosis de cera blanco porcelana y, tras su secado, una pasada con lana de acero fina para retirar los excesos y dar brillo.
Pensamos en tapizarlas nosotras, pero casar el dibujo era obra de profesionales, así que finalmente tiramos de Pepe, nuestro tapicero de confianza, y este es el resultado.
¿Qué os parecen? Blanca y su marido han quedado muy contentos, y nosotras satisfechas por otro encargo más recompensado con la alegría de sus propietarios.