Yo soy de gris, de indecisión.
De ni blanco, ni de negro.
Ni naranja, ni rosa. De un coral brillante y sereno.
Del piso 3 de un edificio de siete plantas, del número 5 en una lista de 10.
De cebras blancas y negras o cebras negras y blancas.
De ojos chocolate con pintas marrones u ojos marrones con manchas chocolate.
Ni de Paul Maccartney ni de John Lennon, pero muy de ambos. De las ocho de la tarde y las seis de la mañana.
De duchas templadas en verano e invierno. Y la cocacola con limón y a secas. Y el frío me mata por dentro y el calor me da asco.
No se entre ciudades con playa o sin ella, y amante de mi patria y simpatizante de la república.
Del libro uno al siete de Harry Potter; y sus ocho películas de siete obras de arte. Y adicta a comprar, y ecologista. Y digamos no al consumismo.
De chicles de fresa, de hierbabuena, de menta y de: "¿me lo compro en azul? Pero ya tengo mucha ropa azul... Y es que el verde no me gusta mucho..."
De helado de vainilla y de chocolate, que no de straciatella. Y me gustan los niños pequeños, pero no las niñas. Pero querría una bebe. Y quiero que sean nacidos de mi vientre, pero que miedo ¿no? Y la idea de un alien dentro... Y yo adopto uno, pero sería tan hermoso.
Y no pienso casarme, pero el amor es tan bonito...
Aunque no exista, sea efímero, ¿se puede vivir con el y sin el?
No creo que llegue a la vida eterna, me quedaré preguntando en el purgatorio; y por muy claro que esté escrito el destino, el mío viene con instrucciones para que no se pierda por el camino.