Siempre que vamos a Alicante, no podemos dejar de visitar el restaurante del que hoy os voy a hablar. Aunque ya le dediqué algunas palabras en un artículo de hace mucho tiempo, tanto que ni me acuerdo, creo que lo justo es que tenga su entrada propia, ya que el sitio es una auténtica maravilla que os recomiendo a todos.
La Barra de César Anca es un restaurante de tapas que podéis encontrar en la pequeña calle Ojeda, prácticamente en la Explanada de España. Aunque tiene una parte de restaurante, nosotros solemos sentarnos en su terraza, donde hay dispuestas unas pocas mesas, o en cualquiera de las barras del interior del local. Aunque a nosotros nos gusta bastante estar sentados en taburete, comiendo sobre la barra y viviendo parte de la vida del local, siempre tenéis la opción de sentaros en terraza o en la sala, más cómodamente, sin que esto cambie el menú.
Una vez dentro os vais a encontrar con una carta que se sale del habitual repertorio de tapas que puedas encontrar en otros sitios. ¿Significa esto que nos encontramos ante tapas de nueva cocina? No, es cocina moderna, pero no en concepto minimalista, más bien se trata de una mezcla más que interesante y os aseguro que si vais a comer o cenar, ni os vais a gastar un dinero indecente ni tampoco os vais a quedar con hambre.
Como podéis ver en la carta en la imagen pegada a este párrafo, existen multitud de platos, todos ellos originales del cocinero o, al menos, reinterpretaciones de otros platos clásicos. A lo largo de todas las visitas que hemos realizado, hemos probado multitud de ellos. Casi todos están buenos, pero os vamos a destacar aquellos que creemos que merecen más la pena. Si os fijáis en la sección de I+D de la carta, muchos de ellos están galardonados con algún premio.Empiezo por mi preferido. El tomate relleno de mus de ventresca, aliñado con gazpacho. Parece una cosa sencilla y no demasiado llamativa, pero para los amantes del tomate como yo, os puedo asegurar que es una maravilla. Primero porque el tomate suele de ser de altísima calidad y segundo porque la manera de presentarlo es genial: lo pelan, supongo que escaldándolo previamente, vacían parte de su interior sin cortarlo ni dañarlo y lo rellenan de una mus suave de ventresca. Para finalizar, lo aliñan con aceite de oliva y gazpacho. El resultado es simplemente espectacular y ya de por sí, es motivo más que de sobra para visitar el restaurante y probarlo.

Otros platos dignos de mención son el foie a la parrilla con patatas laminadas, cuyo sabor es intenso e impresionate; las rabas de calamar, que sirven con una espuma que mezcla alioli y limón a la perfección; o la hamburguesa de jabalí, servida con mojo verde y en pan de cristal. Poco que decir, salvo que todos están simplemente deliciosos.



O también tienes el huevo a baja temperatura, con crema de boletus, ideal si lo tuyo son los sabores fuertes e intensos. Además, podrás pedirte un postre, que eso sí, no me parece que estén a la altura del resto de platos de la carta, teniendo sin embargo, un maravilloso y muy particular helado de violeta para endulzar la comida.


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