Hoy visitamos la preciosa ciudad de Sevilla, que a pesar de su intenso calor en esta época del año, no pierde su encanto. Una ciudad, que en su casco antiguo está diseñada y pensada para el peatón, donde disfrutar de sus preciosas casas, callejuelas y patios, su arquitectura, su gente y por su puesto su gastronomía.
Ciudad turística por antonomasia como imagen estereotipada de España, su oferta gastronómica es brutal, la cantidad de terrazas y locales que hay en toda la ciudad es inmenso, con lo que cualquier recomendación que os pueda hacer es pobre, pues se basa en las escasas visitas que hemos podido hacer en nuestra visita. No obstante, os intentaremos abrir el apetito un poco, y daros una pequeñas pinceladas de lo que es Sevilla y su gastronomía. De forma general, porque suelen ser todos similares, podemos encontrar en las cartas las tapas, las medias raciones y las raciones. En algunos casos, encontraremos productos como los montaditos, donde solo hay tapas, y en otros donde tendremos las tres ofertas, como en el jamón, por decir un ejemplo. El tamaño varia de un sitio a otro, pero una tapa para dos personas que quieran probar algo suele ser suficiente, por lo que tres o cuatro tapas para dos personas puede ser un buen numero para comer o cenar. El 90% de los locales disponen de terraza, y la mayoría de ellos, sistemas de pulverización de agua para combatir el calor. En cuanto a las bebidas, la Cruzcampo de grifo reina ampliamente, pero puedes encontrar alguna cosa más, y como posible alternativa, siempre puedes optar por un vaso o jarra de sangría.
Las tapas más "clásicas" verás que se repiten en muchas cartas, pero lógicamente no saben igual en todos los sitios; Por ejemplo tenemos el montadito de pringá, o el matecaíto, los caracoles, el flamenquín, rabo de toro (preparado de diferentes formas), papas aliñas, espinacas con garbanzos, pavías de bacalao, lagrimitas (normalmente de pollo o presa/ solomillo), croquetas de puchero, solomillo al whisky, berenjenas fritas, pescaíto frito, y un sin fin de clásicos, cada uno con sus toques, y unidos a muchas propuestas innovadoras y particulares, con lo que la oferta gastronómica de la ciudad, dejará satisfecho a cualquier amante de la buena mesa.
Una de nuestras primeras visitas fue a uno de los numerosos locales que podemos encontrar en el entorno de la calle Argote de Molina, concretamente el Tía Consuelo. Es una de las calles que terminan en la calle Alemanes, calle esta, donde encontramos el patio de los naranjos de la catedral y donde esta el conocido, por su terraza, Hotel Eme. En su carta encontramos los platos más típicos y en especial productos de brasa, gracias su parrilla Josper. Empezamos por un montadito llamado consuelito, con lomo ibérico, jamón y queso, y con un mantecaíto, montadito de solomillo de cerdo, patatas y salsa al whisky. Están bien, pero quizá mejor el consuelito, que el jamón alegra aquello donde lo posas. Probamos también las lagrimitas de pollo al limón, con un toque rico y las patatas con chimichurri, muy buenas; el chimichurri delicioso.
Ahora nos vamos a la calle Mateo Gago una de las principales arterias para tapear, ya que la calle nace en la plaza Virgen de los Reyes, o para los foriatos, la plaza donde esta la Giralda. La oferta es numerosa así que optamos por sentarnos donde encontramos sitio libre, sin complicarnos, en este caso la Taberna Belmonte, de decoración taurina, en recuerdo al famoso torero Juan Belmonte. Deliciosa la torta de aceite y romero con queso de cabra con miel y mermelada de pimientos asados. Los crujientes de pollo con salsa tártara correctos, los champiñones rellenos de queso y jamón, les faltaba un poco de intensidad de sabor, las berenjenas fritas con miel ricas, pero es una tapa que cansa un poco. Por último la milhojas de atún con salsa de mostaza y miel, muy rica, con atún, tortillita de camarón y una rica salsa de mostaza.
En pleno barrio de Santa Cruz, comemos en la Plaza Venerables en la Hostería del Laurel Un local con una preciosa terraza bajo los árboles, donde probamos el jamón ibérico, muy rico, las lágrimas de pollo correctas y un surtido de pescaíto frito. En este caso el sabor era flojo. El variado incluía, puntillitas, (chopitos) boquerones, acedias (un pescado tipo lenguado), pijotas (pescadilla), rabas y cazón en adobo. El sabor era muy suave, salvo el cazón que era intenso, quizá acostumbrado al pescado del cantábrico me resulto en general insípido. Me quedo con ganas de ir a un sitio especializado en pescaíto frito para valorarlo.
Para despedirnos visitamos un clásico del tapeo sevillano, situado en plena calle Mateo Gago, la Bodega Santa Cruz "Las Columnas" , ambiente clásico de taberna sevillana, y situado en la esquina con Rodrigo Caro 1, es visita obligada para disfrutar de alguna de sus especialidades, como es el típico montadito de pringá. La pringá se elabora con la parte cárnica del puchero andaluz, pollo, chorizo, tocino, morcilla, falda de ternera,... con la que se prepara una pasta y se unta el mollete de pan para acabarlo en la plancha. No dejes de probarlo, buenísimo. También probamos el flamenquín de carne, rollito de carne relleno de queso y jamón y empanado, el lomo al Pedro Ximénez o el atún con tomate, todo correcto, o el jamón, muy rico.
Como veis, en esta visita, solo estuve por la zona centro de la ciudad, pero son numerosos los buenos sitios donde tapear, en toda la ciudad, así que aquí os dejo enlaces a algunas web donde recomiendan algunos sitios.
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Y vosotros, ¿habéis visitado Sevilla? ¿conocéis algún sitio de tapas que merezca la pena visitar? Déjanos todas tus recomendaciones en los comentarios, que ya estamos pensando en nuestra próxima visita.