Esta es una de esas casas de película, que impresionan nada más verla.
Fué un antiguo almacén de una mina de piedra pómez, ésta se extraía en la parte superior del acantilado y luego se transportaba en burro hasta allí, y el hecho de que parte de su estructura estuviera bajo el agua, facilitaba a los barcos su recogida.
Construída con piedra volcánica roja en la isla de Therassia, su propietario Psychas Costis, se enamoró de ella nada más verla, a pesar de su deterioro.
Su enclave de ensueño, en una cala al pie de un acantilado, integrada en la montaña y con unas vistas maravillosas al Mar Egeo, la hace muy especial.
Su restauración fué meticulosa y se encargó personalmente de llevarla a cabo junto con artesanos de allí. Se encargaron de reconstruir la fachada y toda la estructura que estaba bajo el agua.
Su decoración se inspira en las antiguas casas-cuevas de la isla, con nichos en las paredes y las ventanas enmarcadas en madera.
Textiles tejidos a mano, muebles tallados en caoba africana y tonos fucsia y azul, sus favoritos.
Sus interiores blancos y techos de formas redondeadas, son la base perfecta.
Algunas piezas del mobiliario como las mesitas bajas son de herencia familiar.