Revista Diario

de un tiro...

Por Mamaenalemania
No, no me he pegado uno (todavía).
Se trata más bien de intentar matar la mayor cantidad de pájaros posibles con uno sólo. Y eso, teniendo una familia numerosa (ya ya, el apelativo a mí también me da miedo), es cuestión de supervivencia.
En pleno Tsunami (y cuarentena), con unas temperaturas de infarto (y las tormentas de nieve que las acompañan), el mayor malo (a.k.a. enclaustramiento forzado) y el mediano en su apogeo destroyer (y peleón), no hay día que pase en el que no me pregunte si me he vuelto loca de remate.
Serán las hormonas (o que, efectivamente, me he vuelto majara), pero me entra la risa floja varias veces al día, normalmente en los momentos de más caos/llantos y/o trastadas simultáneos.
Estoy de un pasota que no me reconozco.
Y muy creativa, eso sí (¡qué remedio!).
Arañar unos minutos de tranquilidad es casi imposible. Casi igual de imposible que duerman los 3 a la vez ja, ja, ja (risa floja de loca). Pero el concepto de “tranquilidad” es relativo y, como tal, lo he tenido que adaptar a mis circunstancias.
¿Con qué prefieren jugar todos los niños? Pues con todo menos con sus juguetes.
¿Con qué runrún de fondo caen redondos los recién horneaditos? Pues con cualquiera menos con una nana amorosa de su madre.
30 minutos. Media hora de paz y tranquilidad… El mediano pasando el aspirador por el salón (feliz como una perdiz), el mayor moviéndole la ruedecita de la potencia al aparato o pasando un trapo, según le diese, y el pequeño (al fin) durmiendo como un tronco ahí en medio.
El salón ha quedado impecable, los mayores no se han peleado y el pequeño ha abandonado mis brazos sin protestar. Y, lo más importante, yo me he podido sentar media hora en paz a leer los transcendentalismos del Cosmopolitan… (con la “música” del aspirador de fondo, eso sí).
Ahora intento pensar en nuevas “actividades infantiles para hacer en casa” (huahuahua risa maléfica) para cuando pase el boom del aspirador.

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