Intentando alcanzar la gloria nos golpeó la realidad. Suspirando por el éxito nuestros miedos se impusieron.
Por suerte nos dimos cuenta a tiempo. No es que no fuera para nosotros. No es que no fuéramos los elegidos.
Simplemente era otra prueba más para demostrar cuánto de verdad lo queríamos. Cuánto de verdad nos importaba y cuánto estábamos dispuestos a entregar para conseguirlo.
Y lo hicimos.
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