A través del boletín informativo de una cadena de librerías al que estoy suscrito, tengo noticia de la publicación de un libro con el siguiente título: 1.001 películas que hay que ver antes de morir. Me consta que no es el primer título de este jaez: se enmarca dentro de una tendencia que, también me consta, no se circunscribe al terreno del cine, sino que, en los últimos años, se ha ido extendiendo a cualquier otro ámbito cultural (de lo cual cabe deducir que no les deben salir mal, en cuestión de perras, estos inventos a sus promotores).
En todo caso y, más allá de sus obvias connotaciones (e intenciones) comerciales, que no seré yo quien cuestione ni descalifique, y sin entrar en lo más o menos acertado de las elecciones que sus autores plasman (tema siempre harto discutible), lo que sí tengo claro es que los libros que aparecen bajo esta formulación me siguen suscitando un nulo interés. Quizá sea por las tremendas dudas que me generan, y que paso, amigos lectores, a trasladarles a continuación, en la esperanza de que sean capaces de despejármelas, aunque solo sea en parte. Vamos allá...* Una vez vistas las 1.001 en cuestión, ¿debe uno, cual buen samurai, y por hacer honor a la cinematografía japonesa, someterse a un harakiri como Dios manda —o, en caso negativo, suicidarse de cualquier otra manera, aun cuando sea más burda y menos caballeresca…—?* Si uno ve que se están acercando más de lo que sería recomendable los faldones de la Parca, y aún no ha terminado de ver las 1.001 de marras, ¿puede averiguar con su médico de cabecera una moratoria, aun cuando sea con el único fin, y hasta el estricto momento, de completar la tarea…?* Si, habiendo fallado la opción anterior, uno termina entregando la cuchara sin haber completado/contemplado las 1.001 elegidas, ¿puede tu compañía de seguros negarse a cubrir los gastos del sepelio, alegando conducta inmoral por tu parte…?* Si entre los DVD de la estantería del salón figura algún título que no se encuentra entre los susodichos 1.001, ¿es recomendable sacarlo de ahí y esconderlo debajo de alguna cama, para no quedar en evidencia cual cinéfilo lerdo y desconocedor de las más elementales prioridades en la materia...?No son las únicas, pero sí las que más me quitan el sueño. Se agradecen sugerencias…La fotografía que ilustra esta ¿reseña? pertenece al álbum de Flickr de Guillermo Tomoyose, estando publicada al amparo de una licencia Creative Commons.