Después de varias semanas con la web y mi correo electrónico inhabilitados “gracias” al ataque de unos hackers y a la interrupción de las vacaciones, por fin todo a vuelto a la normalidad y puedo publicar un nuevo post.
Celebramos la vuelta con la fantástica expo de Edward Hopper en el Thyssen, inmejorable! Aún le quedan 3 semanas, no pierdas la oportunidad de verla.
Y algo que me encanta, de nuevo un contemporáneo colgado en las paredes del Museo del Prado: Eduardo Arroyo.
No olvides que puedes contactar conmigo para ampliar cualquier información que puedas necesitar.
Hopper
Una de esas exposiciones que podrías ver varias veces sin cansarte. Es una pena no poder habértela contado antes pero ¡más vale tarde que nunca!
Se trata de 73 obras que analizan la evolución de Hopper en dos grandes capítulos.
El primero abarca el período de formación del artista desde sus estudios en Nueva York hasta los años ´20 en los que su estilo empieza a estar definido.
Me encanta Esquina de Nueva York 1913, con una estética muy parisina, unas elegantpisimas señoras pasean por la calle. donde destaca un edificio con ventanas de colores que contrasta con el paisaje industrial del fondo.
Las escenas de teatro, punto de encuentro de la sociedad culta de la época, llenas de realismo.
Y Pavimentos de Nueva York, 1924 donde vemos la preciosa entrada de una casa por delante de la que pasea una monja con un bebe. El efecto del viento sobre su vestido es genial.
La segunda parte se distribuye de manera temática, destacando los motivos más recurrentes de modo cronológico. Me gusta como pasa a atender a temas muy comunes y como la atención a la luz es cada vez más evidente.
Me gustan sus series de gasolineras y carreteras de los ´50, tan modernas que me recuerdan a las muy conocidas de Ed Ruscha.
Y las vistas de edificios donde la espectacular luz de los paisajes compite con la iluminación de las habitaciones interiores revelando distintas historias.
Para terminar, la famosísima Sol de mañana, 1951 con la recreación esceanogrñafica de Ed Lachman, mostrando las estrechas relaciones entre Hopper y el mundo del cine, mostrando como se apoyó en sus técnicas para algunas de sus creaciones.
Si por cualquier motivo no pudieras ir a verla, no dejes de ver la visita online, merece la pena.
Museo Thyssen Bornemisza. Hasta el 16 de septiembre.
Eduardo Arroyo. El cordero místico
Es una gozada ver como el Prado establece diálogos con el arte contemporáneo, en este caso con Eduardo Arroyo, unos de los grandes del arte español.
En 2008 decidió revisar una de las obras maestras de los Hermanos Van Eyck, El políptico del cordero místico (h. 1432) conservado en la Catedral de San Bavón de Gante.
Arroyo lo lleva a su terreno, manteniendo el tamaño original y el formato pero reinterpretando la iconografía descartando la imitación y llevándolo a su lenguaje más pop.
Encontramos así sus características moscas sustituyendo al cordero en la tabla inferior central, modificando el mensaje central de la obra de fuente de vida a muerte; geniales personajes con gafas de sol en el coro, Adán y Eva vestidos a la moda de los ’70, la Virgen y San Juan leen a Joyce y Stendhal y la figura principal de espaldas y con letras en su túnica como si fuera una estrella del Rock.
La exposición se completa con dibujos preparatorios y documentos de apoyo que nos ayudan a contextualizar la obra.
Museo Nacional del Prado, Madrid. Hasta ele 30 de septiembre.