Revista Cultura y Ocio

Debate | Me declaro culpable de herejía

Publicado el 30 julio 2012 por Jdmora

Debate | Me declaro culpable de herejía

Rocío Núñez (@potablava13)
Una de las cosas que más te remarcan a lo largo de la carrera de periodismo es que el periodista nunca puede ser el centro de la noticia. Hoy creo que voy a saltarme algunos códigos, me apetece. Acepté colaborar en Atendiendo a Razones porque me pareció un proyecto interesante, además, me gustan los retos. ¿Quién está hoy interesado en la Cultura? Realmente somos muchos, aunque algunos quieran hacernos creer que solo es asunto de las élites y nos convierten en invisibles, por eso, supongo, el IVA en este terreno, como en otros muchos, lo han disparado. “Que se formen los ricos, nos interesa un país de pobres ignorantes”, deben pensar los de arriba. 
Yo, lo confieso, no sé de literatura, solo tengo algunos conocimientos técnicos que se adquieren en la etapa escolar y devorando libros. Yo lo que sé hacer es decir si algo me gusta o no, así de sencillo, y creo que los críticos de literatura hacen eso, con tecnicismos, claro, pero jamás recomendarán una obra o escribirán maravillas de ella si no les ha gustado, a no ser que haya otros intereses detrás. El ser humano es así de simple. 
A lo largo de nuestra etapa escolar y universitaria, también a lo largo de la vida, nos cruzamos con una serie de individuos que nos marcan nuestro camino cultural, permítanme llamarlo así. Nos recomiendan libros, autores, películas, músicos, etc. Una, que es inquieta por naturaleza, intenta escuchar siempre esas voces, sobre todo de las que se fía, que son pocas. Durante años me han dicho que debía leer a José Saramago, uno de los gurús literarios del siglo XX. Y yo lo hice. Empecé a leer a Saramago como a otros muchos, pero me enamoré de la prosa de esos “otros muchos”; jamás pude quedarme al lado de este Nobel. Supongo que me convertí en una especie de ramera literaria o incluso de hereje. “¿Cómo no puede gustarte Saramago?” Si les soy sincera, no lo sé. El hombre me caía bien, incluso sentí su muerte, pero nunca he sido capaz de amarle, ni siquiera de quererle, literariamente hablando. 
Me gusta pasear por las librerías, coger libros al azar, leer sus contraportadas y si siento algo especial, los compro. Así he descubierto a autores casi desconocidos y me he perdido por historias increíbles. En una de esas visitas a una librería, compré el verano pasado 'El viaje del elefante' de José Saramago. Durante un año ha estado en mi estantería, rodeado de otros libros que adoro, cogiendo polvo junto a ellos. Hace unas semanas, por fin, decidir cogerlo y soñé un final feliz digno de Disney. Pensé que con un elefante por medio y a escondidas de Juan Carlos I podría caer en las redes del portugués y seríamos felices para siempre, pero no, volví a caer en la frustración de no poder querer a alguien a quien deseas amar y me refugié, como buena ramera, en brazos de otro, en este caso, en los de Mario Benedetti. 
Pese al dolor que causa este amor imposible, en mi recuerdo siempre quedará una cita de Saramago respecto a los atentados del 11-S que mi admirado Ismael Serrano tiene a bien recordarla de vez en cuando, y dice así: “hoy por hoy existen dos superpotencias en el mundo: una de ellas es Estados Unidos, la otra eres tú”. Gracias, Saramago, y, ustedes, espero que puedan perdonar mi herejía.

Volver a la Portada de Logo Paperblog