El domingo pasado emitieron el debate (grabado el martes 20 de noviembre) para el programa 4º Milenio. Debo confesar que aceptar no fue una decisión fácil. Nunca he visto el programa. En general no suelo ver la tele, pero entre mis preferencias no están programas de "misterio" donde se dan pábulo a noticias de fuentes poco fiables, muchas de las cuales se desmontan con un mínimo de sentido crítico. Admito que soy raro, porque puedo oir programas de esta temática en la radio aunque mi principal interés es ver donde meten la pata, pero en televisión, me aburren. La imagen hace que sea muy fácil ver el truco. Además soy miembro de ARP, que nos dedicamos, entre otras cosas a denunciar este tipo de supersticiones. Por lo tanto ¿cómo acabe en un debate para un programa que he criticado? Es una larga historia. La productora no se puso en contacto conmigo, pero si que hablaron con diferentes personas que me pasaron a mi la invitación con el argumento "prefiero que vayas tú que se te da mejor". En dos ocasiones dije que no, que no valía la pena, entre otras cosas porque el debate iba a ser con alguien de la revista Dsalud, motivo suficiente para negarme. La revista Dsalud se dedica a difundir todo tipo de información sobre pseudomedicinas, lo que tiene consecuencias nefastas como esta. Sinceramente si me pongo a debatir con ellos, igual de lo que menos me apetece hablar es de transgénicos y lo que les diga no va a poder ser emitido sin una advertencia de no apto para todos los públicos. Tampoco me hacia gracia que fuera grabado. El montaje puede hacer que digas una cosa y se entienda otra, por eso los debates me gustan en directo. Lo que digo me gusta que llegue como lo he dicho. Al final prometieron a mi amigo JAL (José Antonio López Guerrero) que frente a nosotros habría algún periodista del campo del medioambiente y que el debate se grabaría pero la edición sería mínima. JAL me pidió que le acompañara para que hubiera alguien que trabaje con plantas (él trabaja en virus de animales). El argumento final para convencerme es que si no participábamos en el debate iban a decir lo que quisieran de transgénicos sin que nadie les diera réplica. Al final no nos pusieron un iluminado de la pseudomedicinas, pero si un periodista, que, bueno, vosotros mismos.
Quizás Mazorca Man no tenga razón
El debate, como nos esperábamos, fue en campo contrario. El vídeo de entrada fue una sucesión de tonterías y leyendas urbanas sin ninguna relación con los transgénicos. Sobre la ecuanimidad de los turnos de palabra, las intervenciones y la moderación... juzgad vosotros mismos. Y sobre que apenas iban a editarlo, pues ya os digo que en la mesa de montaje se ha quedado la replica a cuando el dice que el problema de la Amazonía son los transgénicos (o sea que según el hace 10 años la amazonia no tenía ningún problema. Entonces los conciertos aquellos de Sting fueron un fraude por que no había ninguna necesidad). Unas palabras cariñosas hacia Greenpeace y su doble moral en el tema de los transgénicos y algún razonamiento estrambótico del periodista al final del cual sugiero que traigan ya al alien para que confirme esa información.
Sobre el tono general del debate, hay poco que decir. Normalmente la pauta la marca la primera intervención en la que se interpela al contrario. Cuando te das cuenta de que en un debate hay alguien tratando de avasallarte ante la pasividad del moderador, tienes dos opciones: una callar, esperar a que acabe y utilizar tu turno de palabra aunque sea escaso. Esta opción tiene el peligro de que siempre dejas muchos argumentos sin contestar y en el espectador queda la imagen de que no le has contestado porque no has sabido y que el otro tiene razón. Otra estrategia es arremangarte y entrar al duelo que tu rival te plantea, adoptando el mismo tono o incluso subiéndolo en algunos momentos. Tiene la ventaja que muchas veces el contrario pensaba acorralarte y que te quedarías callado y no esperaba la contrarréplica, por lo que le pillas despistado. El peligro es que las formas tapen lo que estás diciendo. Esa fue la estrategia que opté en este debate. Si a alguien le parece que mis formas pueden ser bruscas, no sabe lo que es un consejo de departamento, un tribunal de tesis doctoral o un congreso científico en la que dos grupos rivales presentan resultados similares con interpretaciones diferentes. La imagen de dos científicos debatiendo dando idílicos paseos por la campiña, o sentados debajo de una higuera con túnicas blancas, puede quedar bien en las películas, pero no es real. Les recomiendo ir a un progress report del grupo donde hice el postdoctoral en Suiza y que pongan a prueba su autoestima.
Imagen distorsionada de los transgénicos, cortesía de Greenpeace
La conclusión es ¿vale la pena ir a estos debates? ¿sirve para algo?. Quiero pensar que si, por lo menos llegas a un público nuevo. Al espectador que tiene una idea prefijada no le vas a convencer, pero siempre hay alguien que puede tener interés y no parta de una posición inmovilista. Ese sería el único argumento a favor. ¿Y lo malo? Todo lo demás. Al día siguiente al debate tenía el TL de twitter lleno de insultos por parte de los ecoentusiastas, algunos bastante zafios y groseros. A mis amigos escépticos no les ha hecho gracia porque dicen que en cierta manera estoy legitimando todos los ovnis, fantasmas y supercherías similares del programa, algo que me sigue pareciendo una gran tontería. En este aspecto, los incondicionales de Iker Jiménez piensan lo mismo, y dicen que mi presencia le quitó categoría y rigor al programa, así que he conseguido molestar a los dos bandos. Curiosamente, las críticas más positivas y entusiastas que he recibido han sido las de mis compañeros de profesión. La mayoría ya están hartos que cuando se habla de transgénicos en un medio de comunicación solo esté la versión del ecologista gritón y nunca la del científico que trabaja en el tema y sabe lo que desayuna cada mañana y que un melón de Villaconejos no sirve para vacunar. Aquí os paso un fragmento de mi intervención. El debate completo está en este enlace. Empieza a partir de 1:14:00.
Postdata tonta: redactando este post me he dado cuenta que el logotipo de cuatro es un dibujo esquemático de un hongo gemando, como Saccharomyces cerevisiae, organismo en el que hice la tesis doctoral.