La crisis del COVID ha traído a colación nuevos y no tan nuevos debates sobre a qué tenemos que dedicarnos en el Sistema de Servicios Sociales, que son, en el fondo, sobre la función social del mismo
Creo que todos estos debates giran en torno a la identidad del sistema, y a riesgo de simplificación excesiva, me atrevo a aventurar que lo hacen pivotando sobre dos grandes posturas, a las que se adscriben unos y otros profesionales en función de sus particulares paradigmas o modos de comprender la realidad social.
La primera es la que define que el Sistema de Servicios Sociales es el que se ocupa de grupos poblacionales concretos, en especial las personas desfavorecidas y vulnerables, (bien en situación de pobreza-exclusión o por necesidad de cuidados), a las que debe proveer de los recursos necesarios para que se palíe o se solucione su situación.
La segunda defiende que el sujeto de los Servicios Sociales es universal, dirigiéndose por tanto a toda la población, a la cual se ofrecen unos determinados servicios y funciones independientemente del grupo al que pertenezca o estrato socioeconómico en que se encuentre.
Hay, como en casi todas las realidades, una tercera posibilidad, un híbrido entre las dos anteriores que define que el Sistema se dirige a toda la población, pero especialmente a los colectivos vulnerables. Considero que es una postura que puede asimilarse a cualquiera de las dos anteriores, en función del contexto de análisis que se haga, así que, por el momento, prescindiremos de ella.
Las diferencias entre ambas son importantes, casi antagónicas. Mientras la primera plantea ocuparse de todo para algunos colectivos, la segunda pretende proporcionar sólo algunas cosas a toda la población.
Sólo a efectos de este análisis, denominaremos a la primera como posición INDICADA, mientras que nos referiremos a la segunda con el término UNIVERSAL.
En la posición INDICADA el Sistema de Servicios Sociales debe proveer a los grupos poblacionales citados de todos los recursos necesarios y a todos los niveles para garantizar la superación de la situación. Por tanto han de ocuparse de su supervivencia, de pagar sus facturas, buscarles trabajo, darles vivienda, ocuparse de sus problemas de relación, proporcionarles cuidados… De este modo el sistema queda definido por el colectivo al que atiende, de manera que el resto de sistemas pueden dejar de considerar a este colectivo como sujetos de su atención.
En la posición UNIVERSAL, el Sistema define las funciones que debe ofrecer a toda la población, independientemente del grupo poblacional o estrato socio-económico en que se encuentre. Una posición mucho menos desarrollada que la primera que intenta definirse en torno a ocuparse de los problemas convivenciales y relacionales del conjunto de la sociedad y de todos los grupos específicos de la misma.
De los riesgos de la primera hemos hablado profusamente. En especial de la relación entre la residualidad en la que queda el Sistema de Servicios Sociales con la desresponsabilización del resto de Sistemas de la Política Social y la ineficacia por tanto de esta última para solucionar los grandes problemas sociales.
En cualquier caso, el debate entre ambas está servido. De cómo lo hagamos dentro del Sistema dependerá la respuesta que demos a las problemáticas concretas que siempre hemos encontrado y que ahora esta crisis del coronavirus ha puesto de nuevo sobre la mesa.
Sólo a modo de ejemplo y por citar algunas que estos meses han estado en debate:
- ¿Es el Sistema de Servicios Sociales quien debe proporcionar cuidados médicos en las residencias de ancianos, o es el Sistema Sanitario quien debe proveerlos?
- ¿Es el Sistema de Servicios Sociales quien debe garantizar que los niños que no dispongan de medios tecnológicos puedan seguir la escolarización virtual y digital que la escuela ha tenido que desarrollar, o es responsabilidad del Sistema Educativo?
- ¿Es el Sistema de Servicios Sociales quien debe informar, tramitar y gestionar el nuevo Ingreso Mínimo Vital que ha puesto en marcha la Seguridad Social (Sistema de Garantía de Rentas), o es ésta misma quien debe hacerlo?
No son preguntas que se contesten negativa o afirmativamente. Hacerlo en un sentido o en otro dependerá de la posición indicada o universal que definamos para el Sistema.
Hasta ahora el paradigma dominante ha sido el Indicado. Así en las Leyes de Servicios Sociales éstos asumen una ingente e inasumible cantidad de funciones y responsabilidades a desarrollar sólo para algunos grupos poblacionales.
Tal vez esta crisis sirva para ir abandonando el mismo (ineficaz en el contexto histórico actual) y sustituirlo por el paradigma universal (lo cual requerirá de una nueva correlación de fuerzas en el global de la política social).
Veremos.