Comentando estos días en Madrid, en el congreso de Pediatria social, algunos colegas me comentaron sobre la dedicación que podía requerir mantener este blog.
Uno de mis nietos me acababa de preguntar ”… si estaba haciendo los deberes…”. En realidad sí, porque estaba corrigiendo evaluaciones del máster “on line” en el que participo en la Universitat Oberta de Catalunya una universidad internacional totalmente por vía telemática. Cuando le he preguntado si había hecho los suyos y me ha contestado que si, le ha faltado tiempo para comentarme que no le gustaba nada y que le parecía injusto, mientras que sus padres no se llevaban trabajo a casa. Todo ello con justificaciones diversas porque algunos de mis hijos realmente trabajan en casa, con aplicaciones telemáticas.
En la reunión familiar del fin de semana, a la que llegué tarde por viajar desde Madrid, el tema de si deberes sí, o deberes no, ya había dado varias vueltas y discusiones. Las posturas se relacionaban más con las peculiaridades personales que con razonamientos pedagógicos a pesar de haber en el entorno varios enseñantes.
¿Mi opinión personal? Pues como casi todo en Pediatria va a estar condicionado por la edad. El único valor que le concedo a las tareas escolares en casa es de carácter cultural: sirve para involucrar a toda la familia en el proceso educativo formal. La escolarización está presente en la familia y las siguientes generaciones van incorporando la idea de que ”hacer los deberes”, con toda su connotación de deuda, es la forma de preparar y planear trabajos.
El valor pedagógico se me aparece como nulo. Más dependiente de las familias que de los niños. E injusto por cuanto extiende la jornada escolar más allá de lo soportable en buena ley.
Pero bueno, es un tema para el debate.
X. Allué (Editor)