Decenas de miles de nicaragüenses salieron a exigir justicia y democracia en Nicaragua, alzando banderas Azul y Blanco, en la tercera marcha cívica que recorrió este miércoles la capital, en protesta por la represión policial contra los estudiantes universitarios, que dejó un saldo de más de 43 muertos en abril.
Víctor Cuadras, que es uno de los estudiantes integrantes del Movimiento Universitario 19 de Abril, ofreció un discurso el final de la marcha -que concluyó donde empezó, en la rotonda de Metrocentro.
Cuadras envió un mensaje a los detractores del obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, un férreo crítico de la represión del régimen de Daniel Ortega. Báez en los últimos días ha recibido amenazas de muerte.“Sepan que el pueblo respalda a monseñor Silvio Báez, quien es un intocable. No le pueden hacer daño, porque representa a todo el pueblo”, dijo Cuadras.
Los marchistas se le acercaron a Cuadras y a otros universitarios que han estado a la cabeza de las protestas estudiantiles. Los abrazaron, les daban la mano, le decían palabras de apoyo, e incluso los besaban en la frente.
“Mi muchachito, tené mucha fuerza para seguir con esta lucha. Dios te proteja. Nosotros los viejos sabemos la lucha que están haciendo”, le dijo llorando Carmen Urbina, de 52 años, a Cuadras.
Cortesia de: laprensa.com.ni
El mensaje de los campesinos anticanal
Los campesinos del Movimiento Anticanal también se hicieron notar en la marcha y recibieron la admiración de los ciudadanos, quienes se le acercaban a darles la mano y las gracias por su presencia.
Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino Anticanal, aseguró que continuarán apoyando la lucha de los universitarios. “En esta manifestación están los minúsculos más fuertes de Nicaragua. Estamos aquí los que sacaremos a este Gobierno, que nos ha hecho sufrir demasiado.. Nosotros deberíamos estar trabajando nuestra tierra, pero estamos aquí dándole la cara a este gobierno represor”, dijo Mairena.
Por su parte, el presidente del Movimiento por Nicaragua, Gabriel Álvarez, dijo que la marcha era por la democracia y la verdad. “La verdad para que se sepa ante el mundo entero quienes fueron los criminales que ordenaron y perpetraron la diabólica masacre de nuestros hijos, nuestros alumnos y compañeros. Quiénes los torturaron. Quiénes los desaparecieron. Deben ser juzgados por tribunales independientes e imparciales, no por los jueces del Señor Ortega”.
El Movimiento por Nicaragua y Hagamos Democracia apoyaron a los jóvenes y al movimiento campesino en la organización de la marcha.
Marcha sin fin
Los marchistas hicieron un recorrido de tres kilómetro, desde el sector de la Catedral de Managua, avanzaron al Oeste hacia la rotonda Rubén Darío (contiguo a Metrocentro), continuaron sobre la Carretera Masaya hasta el monumento Alexis Argüello, luego giraron al Este hasta llegar a los semáforos del Auto lote El Chele, y la marcha supuestamente terminaría en la rotonda Cristo Rey, sin embargo, miles siguieron caminando de regreso a la rotonda de Metrocentro donde se dieron los discursos de los organizadores.
La marea azul y blanco no tuvo fin en ese recorrido. La marcha comenzó a las 2:00 p.m. pero a las 5:00 p.m. la gente seguía sumandose desde todas las direcciones en el sector de Metrocentro, a pesar de que los primeros autoconvocados ya regresaban a la rotonda de Metrocentro.
Muchos llegaron caminando desde grandes distancias de Managua, otros llegaron en sus vehículos y muchos otros al ride, ya que el servicio de buses fue escaso por la tarde.
Desde la 1:00 p.m., cuando el calor del sol aún ardía sobre la capital, se veían grupos de personas caminando desde diferentes puntos de la ciudad, portando banderas azul y blanco.
Creatividad, civismo y música
Cada nicaragüense mostró su patriotismo de diferentes formas en la marcha. Unas jóvenes con pincel en mano y vasitos de témpera, pintaban gratis el azul y blanco de la bandera de Nicaragua en las mejías de otras muchachas. Un grupo de jóvenes médicos cargaban materiales de primeros auxilios para socorrer a la gente en caso de emergencias.
Otras muchachas instalaron varios puestos con termos para regalar agua helada a los marchistas mientras otros jóvenes recibían en grandes bolsas de plástico negro las botellas plásticas o las bolas de agua ya vacías, para no ensuciar la ciudad.
Una banda de chicheros se sumó a la caminata e iba tocando gratuitamente para el pueblo. Los altoparlantes iban casi en cada vehículo que acompañaba la marcha, animando con música testimonial, sin faltar la simbólica canción “Que vivan los estudiantes” del grupo Guaraguaos.
Los asistentes eran de todas las edades, niñas, niños, adolescentes, adultos, abuelos en sillas de ruedas, con bastones, con muletas caminaban sin importarles el calor.
“Nunca pensé que Daniel se volvería como el dictador Somoza. No pensé volver a ver la matanza de estudiantes. Yo luché contra Somoza y ahora vengo a marchar porque a este lo vamos a derrotar con la paz”, dijo José Francisco Orozco Monje, quien caminaba auxiliado de muletas.
Entierro del FSLN
Heliette Ehlers, de 64 años, ha participado en las tres marchas que se han dado en los últimos 17 días. En su juventud, Ehlers apoyó la lucha de los sandinistas contra la dictadura somocista, a finales de los años 70. Se sigue considerando sandinista hasta el día de hoy, pero opinó que estas marchas “son el entierro del partido Frente Sandinista”.
“Lo que estamos haciendo es enterrando al Frente Sandinista. Tenemos que estar claros de que Daniel Ortega y Rosario Murillo liquidaron al Frente Sandinista, le quitaron la esencia”, dijo Ehlers.
Denis Argüello es un universitario de 17 años, estudiante de ingeniería industrial en la Universidad Americana (UAM), que llegó acuerpado con su familia.
El joven relató que ante su insistencia de apoyar a los estudiantes, a su familia no le quedó más remedio que salir a protestar con él, para cuidarlo.
“Yo siempre he tenido las ganas de apoyar, pero a veces lo consideran muy peligroso, pero también a ellos (su familia) les concierne el problema que está viviendo el país, ya no es tanto por la reforma (al Seguro Social), sino por la forma en que están atacando al pueblo, los están matando y sus estudiantes, no delincuentes”, dijo Argüello
Aunque en general la marcha fue pacífica, algunos ciudadanos no pudieron contener su desprecio y rechazo contra la Policía Nacional y el Consejo Supremo Electoral (CSE) al pasar frente a estas instituciones, ubicadas en el sector de Metrocentro.
CSE militarizado
Particularmente la sede del CSE estaba protegida por miembros del ejército. El CSE es controlado por militantes del partido gobernante FSLN, que han hecho fraudes electorales desde 2008, para que Daniel Ortega se mantenga en el poder.
Los miembros de organismos de derechos humanos se hicieron presente para calmar el arrebato de los ciudadanos que pateaban, apedreaban y hacían pintas en los portones y paredes de esas instituciones públicas durante la marcha.
La presencia de los militares significa que Ortega sigue aferrado al poder.Sin embargo, para los marchistas, la presencia de los militares significa que Ortega sigue aferrado al poder, porque el CSE es la llave que lo mantenido como presidente del país, a través de los fraudes electorales.
Nula presencia policial
Aunque la Policía Nacional aseguró este miércoles en un comunicado que protegería la marcha de la sociedad civil, en la ruta de la manifestación no hubo presencia policial. La Policía Nacional se ha caracterizado por enviar a los antimotines para agredir y asediar las protestas ciudadanas o bien para actuar en coordinación con las turbas de la Juventud Sandinista (JS), aparato represivo del gobierno de Daniel Ortega.
Fuerza campesina contra régimen
Un verdadero esfuerzo representó para muchos campesinos bajar desde las comunidades más alejadas del país, viajar a Managua y ser parte de la gran marcha nacional. Los campesinos fueron vitoreados sobre la Carretera Norte a su llegada a la capital.
Entre esos miles de campesinos estaban los integrantes del Movimiento Campesino Anticanal, que bajaron de un sector de la ruta del Canal: Puerto Príncipe, Nueva Guinea y Punta Gorda.
José Humberto Chavarría López explicó que el grupo que junto con él viajó desde Punta Gorda, empezó su marcha desde el martes, pues debió salir desde las 3:00 a.m. de ese día para estar presente a las 2:00 p.m. de este miércoles en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana de Managua, desde donde salió la masiva concentración.
A pie, en botes y luego en camiones
Según Chavarría, el grupo avanzó parte caminando y parte desplazándose en pequeños botes y luego en camiones para llegar a Nueva Guinea, donde descansaron por la noche y salieron el miércoles a primeras horas en camiones o en buses.
Chavarría dijo que para salir de sus comunidades alejadas implementaron estrategias para burlar la vigilancia del régimen orteguista.
Campesinos de diferentes partes del norte del país se suman a la marcha en Managua en contra del gobierno de Daniel Ortega.“A pesar de la represión que tenemos en nuestro lugar por el Ejército y la Policía, con tantos problemas, desde que salimos nos iban siguiendo en una camioneta, estaban persiguiéndome”, dijo Chavarría, quien expresó que, por ejemplo, “en Caño Negro (los militares) se vinieron ayer (el martes) como intimidándonos por el río, porque anunciamos que veníamos por el río, pero nos vinimos por el Polo de Desarrollo, conseguimos botes y nos vinimos”.
Denuncia amenaza
Y en su caso, comentó que hay una persona en su comunidad, apodado Centenario, quien “anda preguntando por mi nombre, mi apellido (…), dónde duermo y mi número de teléfono y dijo él que el Ejército se iba a encargar de eliminarme a mí”.
Chavarría aseguró que esto obedece a que en las comunidades de Punta Gorda ha aumentado la presencia militar. No obstante, dijo que “valió la pena” todo el esfuerzo por viajar a Managua, donde les fue posible manifestarse, pues él piensa en el futuro de sus hijos, por lo que su lucha será “hasta ver la luz clara de este pueblo que está sufriendo”.
Via: laprensa.com.ni