En El Diario, le dedica Ignasi Franch un especial a Kurt Vonnegut en el que destaca la publicación de «La pianola», homenaje que le hemos rendido desde Hermida Editores con motivo de una fecha tan especial.

Hombres blancos enfadados en un futuro maquinal
Con ocasión del décimo aniversario de la muerte de Kurt Vonnegut, Hermida Editores ha recuperado su primera novela: La pianola. Publicada originalmente en el año 1952, se sitúa en una sociedad de automatización casi absoluta de los trabajos. Según el escritor, no se trataba de ningún delirio distópico: era la consecuencia lógica de haber trabajado en la empresa General Electric y en la ciudad de Schenectady. "A los críticos que no habían visto nunca aquel lugar les pareció una fantasía del futuro", escribió con cierta sorna. La obra comienza a explorar muchos de los caminos creativos que llegarán a la plenitud en obras posteriores del escritor estadounidense, e incluye conspiraciones, revoluciones y situaciones oscuramente cómicas.El protagonista de la historia es un ingeniero que se siente culpable por los avances tecnológicos que han excluido del mundo laboral a la práctica totalidad de la población. La mayoría de la gente vive con las necesidades cubiertas, gracias a los impuestos que gravan el uso de maquinaria, pero en una sociedad extremadamente desigual y de caminos vitales decididos a través de tests automatizados. Solo una pequeña minoría forma parte de una élite que gestiona las máquinas, despertando el resentimiento de una mayoría desempleada y sin expectativas de futuro. Vonnegut ofrece un alegato en favor del libre albedrío, de la vida humana por encima de la persecución de la máxima eficiencia. Sesenta y cinco años después de su primera edición, su planteamiento y su crítica del productivismo siguen más vigentes que nunca.Resto del artículo:
Humor triste, guerras absurdas y naves espaciales: diez años sin Kurt Vonnegut
Se cumple el décimo aniversario de la muerte del autor de Matadero cinco, Desayuno de campeones o Las sirenas de TitánVarias de sus novelas son sátiras muy imaginativas, pesimistas sobre la condición humana, pero provistas de una cierta ternuraIgnasi Franch 10/04/2017 - 19:18h
Vonnegut es una personalidad en su Indianapolis natal WPLYNNNorman Mailer lo calificó como el Mark Twain de su época, pero lo cierto es que los primeros libros de Kurt Vonnegut fueron recibidos con bastante indiferencia. No puede decirse que el escritor de Matadero Cinco tuviese mucha suerte. Su familia sufrió todo tipo de reveses. Y él, combatiente durante la II Guerra Mundial, fue retenido como prisionero del Ejército alemán en Dresde justo cuando unos bombardeos aliados destruyeron la ciudad. Posteriormente, junto con otros prisioneros, tuvo que dedicarse a desenterrar cadáveres. En Un hombre sin patria, se mostró sorprendido de que no le matasen en represalia por la muerte de decenas de miles de civiles.Vonnegut tenía motivos para enfadarse con la vida. Uno de sus biógrafos, Charles J. Shields (también autor de un polémico libro sobre Harper Lee, la autora de Matar a un ruiseñor), le retrató como un hombre resentido y de trato muy difícil. En el campo literario, en cambio, construyó su obra desde el humor. Y apostó por un ingenio satírico, amargo y tragicómico, que conservaba unas ciertas dosis de ternura desesperanzada. También aderezó sus relatos con elementos más propios de la ciencia ficción. En sus libros hay saltos temporales y viajes intergalácticos, pero no vienen acompañados de combates épicos, sino de guerras ridículas, revoluciones pintorescas e individuos perplejos.Kurt Vonnegut en 1998. Foto: Henry McGee/ZUMAPRESS/lafototeca.comAteo y defensor del socialismo, Vonnegut fue presidente de la Asociación Humanista Americana: "Ser humanista significa intentar comportarse decentemente sin esperar recompensas ni castigos después de la muerte", declaró.El novelista empezó su trayectoria en los años cincuenta, en pleno maccarthismo. Saul Bellow y Arthur Miller dramatizaban las angustias del capitalismo en Carpe diem o Muerte de un viajante. Vonnegut, por su parte, se mofaba de todo ello en Las sirenas de Titán, un festival de la ciencia ficción con mucho más ingenio que descripciones de explosiones.En la novela, un magnate se enriquece a través del uso de la Biblia como código secreto para la especulación bursátil (algo parecido veríamos en la película Pi). También se relata un delirante New Deal aeroespacial, basado en lanzar al espacio los excedentes de producción. Suena absurdo, pero no tan alejado de la vida real. Al fin y al cabo, Alan Greenspan (expresidente de la Reserva Federal estadounidense hasta el año 2006) defendió que su gobierno comprase viviendas y las quemase para combatir la burbuja inmobiliaria.El protagonista de 'Madre noche', interpretado por Nick Nolte en la versión fílmica, tiene algo de muñeco superado por las fuerzas de la historia