Revista Cultura y Ocio
RESEÑA DE ANIKA LILLO EN
ANIKA ENTRE LIBROS (pinchar aquí)
Muchas veces –y no de forma peyorativa- los que somos muy lectores y leemos absolutamente de todo distinguimos entre novelas para entretenerse, y novelas que son pura literatura. “Decir noche” entra en el segundo grupo: pura literatura. Si tuviera que dar otro título para hacernos a la idea de qué hablo digamos que valdría “Sostiene Pereira” de Tabucchi (algo muy alejado de, por ejemplo, “Los pilares de la tierra”, a pesar de que ambas son novelas).
“El jardín de las estatuas sin ojos” es una coletilla como lo fue Sostiene Pereira, y no está por casualidad, como tampoco lo está el resto de guiños a autores como Enrique Vila-Matas, Emily Dickinson, Virginia Woolf… “Decir noche” es un auténtico homenaje a la Literatura y a los escritores.
Utiliza personajes ficticios también que interactúan con los reales creando una situación fantástica, casi onírica, y que le sirven igualmente de excusa para hablar de la necesidad de escribir, del dolor de la ausencia de musas o la falta de inspiración, y de cualquier tema que Elisa Rodríguez Court ha considerado lo suficientemente importante como para introducir en su novela.
A través de ellos habla de Literatura, enlaza temas y toma algunos nuevos cambiando de personaje, y todos ellos lo hacen desde sus respectivos lugares, normalmente el jardín de las estatuas sin ojos o habitaciones cuyas ventanas dan al jardín.
Es ese tipo de Literatura que no puedes leer en diagonal. Te exige concentración, requiere toda tu atención. Si te saltas una palabra debes volver a ella. También este motivo lo convierte en un libro no asequible a todos los públicos, particularmente a aquellos que buscan novelas-refresco (para leer, entretenerse y no pensar).
“Decir noche” no me parece un libro fácil de escribir. Imagino a la autora concentrada, abriendo y cerrando libros, tomando nota de ellos, buscando citas, poemas, enlazándolos, dándoles sentido, creando situaciones en las que uno, dos o tres personajes –reales y ficticios- tienen el deber de hacer llegar al autor un mensaje, muchos mensajes… Imagino a Elisa Rodríguez Court dándolo todo sabiendo que su libro no es para la gran masa, pero orgullosa de un trabajo complicado y bien hecho.
“Decir noche” finaliza con una extensa bibliografía que no es otra que la que Rodríguez Court ha consultado para su novela. Ahí vemos nombres repetidos varias veces durante la lectura de la novela: Marguerite Yourcenar, Enrique Vila-Matas, Julian Barnes, Virginia Woolf, Robert Walser, Emily Dickinson, Gustave Flaubert, José Hiero, Julien Gaul, Alan Pauls y tantos otros… sus personajes.