Revista Educación

Defectos de formación

Por Davidsoler @dsoler

Hace unos días leía un interesante artículo de Titonet sobre la formación en escuelas de negocio a raíz de su participación en TEDxFundesem. Es un tema que me toca de cerca puesto que yo dirijo un programa y doy formación en Social Media Marketing en una escuela de negocios que está entre las más reconocidas de España, además de que la formación y las conferencias son de los servicios más reclamados en 2shareworld. Y, aunque me gusta mucho formar y me siento realmente cómodo, también soy crítico en como lo estamos haciendo. Coincido en bastantes cosas con Titonet pero no en otras y por eso me he lanzado a seguir su post e invito a quien le apetezca a que hagamos un meme de todo esto. Solo tenéis que dejar un comentario a este post o al de Titonet con un enlace a vuestro post-opinión.

Empezaré por admitir que no soy un experto, ni de lejos, en pedagogía, ni en enseñanza. Así que la mía es sólo una humilde opinión más.  Pero creo, como decía en el comentario que dejé en el post de Titonet, que el sistema educativo falla de manera general y en todos los que intervienen en la cadena: los alumnos, los profesores, la escuela y las empresas.

Los alumnos son personas que durante toda su vida ha recibido transmisión de conocimiento, han leído y memorizado párrafos y páginas y han vivido siempre la secuencia “problema-solución”, así que resulta difícil que cambien su hábito de aprendizaje. Simplemente no conocen otro método.

Así que lo “normal” es que cuando llegan a una escuela de negocios, donde han invertido una cantidad importante de dinero, nos encontramos con algunas de estas cosas:

  • Algunos buscan una especie de fórmula milagrosa que les de soluciones o bien para su empresa o para mejorar/escalar en su futuro profesional.
  • No suelen poner en duda lo que se les dice porque eso les llevaría a dudar de su propia inversión y sería fatal para la autoafirmación necesaria de que ha sido dinero bien empleado.
  • Aunque parezca extraño agradecen los trabajos (los antiguos deberes) en casa, la caña dura, las notas, etc. Y eso que hablamos de gente con una cierta edad y que ya sabe lo que quiere.
  • Participan pocos (estos son los que más lo aprovecharán, claro) y casi siempre son los mismos. Los que no lo hacen, creo, es por esa especie de vergüenza mezclada con el miedo escénico.

Los alumnos deberían ser conscientes de lo productivo que es la discusión en grupo, la retroalimentación entre alumnos y de éstos con el profesor. Para recibir teoría tienes dos fuentes: los libros e Internet (¡todo está en Internet y gratis!). No hablo de los que buscan un título, porque son un caso aparte.

Con el panorama anterior es fácil imaginar la actitud que va a tomar un profesor. Como los alumnos piden soluciones pues nos dedicamos a traspasar nuestra experiencia, lo que nos funciona o hemos visto que funciona, cómo hacer más dinero con menos gasto, etc. sin darnos cuenta que, si bien hay algunos aspectos comunes o extrapolables, la realidad es que cada empresa es un mundo y cada alumno debería buscar la mejor solución para su negocio.

En realidad deberíamos formar para que se llevaran un método o un sistema, conocieran algunas alternativas pero luego cada cual debería ser capaz de buscar “su solución”. Deberíamos formar para que la gente fuera creativa y tuviera iniciativa propia, no formar para tener patrones que aplicar en cada caso. Porque no hay dos casos iguales.

El tercer eslabón, la escuela, tiene tanto de escuela como de empresa. Así que ganar dinero entra dentro de sus objetivos. Ahí se corre el riesgo de primar la rentabilidad de los programas por encima de las virtudes pedagógicas. ¿Qué se pone de moda la innovación? Pues ahí te voy con programas sobre Innovación.

No digo que la enseñanza no sea de calidad, que lo es, ni que los profesores no sean buenos profesionales y comunicadores, que lo son. Digo que quizás debería prestarse más atención a la forma y al contenido antes que al margen. Como ocurre en todas las empresas, si antepones el resultado económico a lo demás, es evidente que todas las decisiones que tomes van a pivotar alrededor de esa premisa. Como decía Titonet, se maximiza el beneficio vía más alumnos, menos horas, más trabajo en casa, etc.

Y nos faltan los valores. Sí, en muchas escuelas se forma en ética, en algo cercano a valores, en habilidades directivas pero la realidad es la que es. Hace unos días leía este interesante artículo del decano del IE donde reconocía que aún les faltaba por mejorar. Pero podríamos empezar por olvidarnos del lado económico/lucrativo del negocio y centrarnos en el aspecto de responsabilidad y compromiso social de los que saldrán de nuestras escuelas. Como decía el artículo: hay que formar directivos menos arrogantes.

Claro que las empresas, por lo general, no nos lo ponen muy fácil.

A ver, si el stakeholder más importante de una empresa es el accionista (hay que crear valor para él) está claro que los ingresos y el margen son las dos KPI’s que más le importarán. Por lo tanto, no se buscará satisfacer al cliente con el producto que quiere sino se tratará de sacarle el máximo provecho (crosselling a tope) y reducir al máximo el gasto (ERE’s, retrasar pagos a proveedores, salarios bajos, etc.). Si esto es así, ya puedes formar a gente en lo que quieras que al llegar a su destino profesional acabará sucumbiendo al estilo que impere en esa empresa.

En definitiva, que el amigo mercado es el que manda y deberíamos empezar a cambiar esta dinámica. Así que apuesto por una educación en negocios más abierta, donde la participación sea uno de los pilares de la evaluación (y más ahora que la tecnología lo facilita), más centrada en los métodos, en fomentar la creatividad y dar todas las visiones posibles, que tenga en los valores y en la ética su eje central, más transparente con el alumno y que sea más largoplacista.

No lo resolveremos en 2 años pero, aquí coincido del todo con Titonet, si nos ponemos y a la velocidad que va todo será antes de lo que creemos. Soy muy optimista con respecto a la generación que está subiendo ahora mismo. Creo que está mucho más comprometida que la mía.

¡Que tengáis una feliz semana!


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