Ponerte límites son una parte importante para tomar mejores decisiones, especialmente en situaciones que te dejan todas las puertas abiertas. En este caso muchas veces no acabas haciendo nada, simplemente porque no sabes por dónde empezar.
El síndrome de la página en blanco
La página en blanco es el símbolo por excelencia de la parálisis. Es mucho más fácil escribir un texto con un tema pre-establecido, un número de páginas aproximadas y una fecha de entrega cierta. Son estos límites que hacen surgir las chispas de creatividad. Lo sé de propia experiencia: mis entradas del blogs tienen fechas fijas. Los días que ya tengo el tema definido tardo una hora. Sin tema ni fecha tardo días en arrancar cualquier escrito.
Y resulta que la página en blanco existe en un montón de contextos.
- Como “deberías” estar en todas las redes sociales, no actualizas ninguno (para luego preguntarte por qué no te funciona “lo de las redes”).
- Como tienes tiempo y recursos para viajar a dónde y por el tiempo que quieras, no vas a ninguna parte (para luego arrepentirte de no haber ido).
- Como no has definido ni tema, ni frecuencia de tu nuevo blog, dejas la nueva entrada para mañana (para darte cuenta a los tres meses que sigues sin publicar nada).
¿Cómo puedes desencallar estas situaciones en la que no sabes por dónde tirar por el miedo de tomar la decisión equivocada y decidirte por un camino que quizás no sea perfecto?
No existe el camino perfecto – pero si el camino recorrido
Si te esperas a tener toda la información del mundo, no te decidirás jamás. Si te esperas a que otra persona te explique exactamente lo que tienes que hacer, no llegarás a ninguna parte. Tu vida es tuya, y tus experiencias siempre serán únicas.
Lo importante es que tomes una decisión para poner manos a la obra. Puedes esperar para siempre, o puedes arriesgarte a vivir. Ni el resultado ni el proceso serán perfectas, pero por lo menos tendrás un resultado, una vivencia, una experiencia. La perfección no existe, pero sí el arrepentimiento. Y como no llegarás a la primera, sí que puedes evitar el segundo.
Ponte límites para poder actuar
Los límites no son una ciencia cierta. Puedes escoger límites completamente arbitrarias:
- Limita el contenido de tu armario a 33 prendas: de repente es fácil deshacerte de aquellas prendas que no te pones desde hace años.
- Decídete de pasar tus 6 meses de sabático en América del Sur: ahora sabes por dónde empezar a organizarte, escogiendo fechas, países a recorrer, lugares a visitar.
- Comprométete 1 entrada de 400 palabras cada lunes: el próximo paso será definir tus temas y ya puedes empezar a escribir con más soltura.
- Si compras algo nuevo algo antiguo tiene que irse: de repente empiezas a comprar de forma mucho más consciente.
Ponte los límites que necesitas para poder avanzar en tus objetivos: límites de tiempo (duración, frecuencia), límites de plataforma, límites geográficos, límites de contenido, límites de campo de acción. Define los parámetros que te puedan guiar en el camino y echa a andar.
Y como nada en ese mundo es definido y forjado en hierro, más adelante siempre podrás corregir el rumbo si hace falta. Ya estarás en tu camino.