Los estudios con gemelos son valiosos ya que nos permiten hacer investigaciones donde el ambiente doméstico puede ser controlado mientras la herencia varía. Los gemelos monocigóticos comparten los mismos genes, la misma concepción, el útero, la historia cultural y la fecha de nacimiento. Son genéticamente igual, clones humanos propios de la naturaleza. Por otro lado, los gemelos dicigóticos no son más genéticamente parecidos que los hermanos (Myers, 2006).
Un ejemplo de los datos que pueden darnos estos estudios es el siguiente: Un individuo cuyo gemelo monocigótico presenta la enfermedad de Alzheimer, tiene 60% de probabilidades de desarrollar dicha enfermedad; mientras que si fueran gemelos dicigóticos, el riesgo sería solo del 30% (Plomin y col., 1997, citado en Myers 2006). La diferencia observada aquí sugiere que existe una influencia genética.
Incluso se han podido llevar a cabo estudios en gemelos monocigóticos que fueron separados al nacer, es decir que crecieron en diferentes ambientes. Los científicos han analizado sus semejanzas en rasgos, gustos, personalidad, habilidades, actitudes, intereses e incluso miedos. Por ejemplo, un estudio sueco encontró que los gemelos monocigóticos separados tenían más diferencias en relación a la personalidad que los que habían sido criados juntos; sin embargo, los gemelos eran más genéticamente parecidos cuando eran monocigóticos que cuando eran dicigóticos (Pedersen y cols. 1988, citado en Myers 2006).
Esta clase de estudios también pueden darnos datos sobre las bases genéticas de los trastornos mentales, ya que si los gemelos monocigóticos comparten el 100% de la secuencia genética y dicigóticos el 50%, se esperaría que entre los primeros exista una mayor concordancia para un trastorno que entre estos últimos (González Ramírez y cols., 2008).
Fuentes:
González Ramírez, A., Díaz Martínez, A., Díaz-Anzaldúa, A. (2008), La epigenética y los estudios en gemelos en el campo de la psiquiatría
Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición, Editorial Médica Panamericana:Madrid.