Cuando acabé de ver esta película y comencé a reposarla se me venía continuamente a la cabeza el personaje de Henry (Michael Rooker) en la película de John McNaughton, Henry, retrato de un asesino. El aspecto que supongo que hacia que relacionara una y otra es la cotidianeidad que se le da a la historia, el que nos encontremos delante de dos monstruos y aparentemente sean de lo más normal.
Sobra decir que el mundo de los vampiros ha sido llevado una y mil veces al cine, y por supuesto las que nos quedan todavía. Ya sea en su vertiente más romántica, como en su vertiente más terrorífica, por eso “Déjame entrar” supone cierto aire fresco dentro de este subgénero tan explotado. Su planteamiento es del todo original, aunque cuente con muchos de los arquetipos propios de este tipo de historias.
El hecho de que la historia esté contada a través de dos niños, Eli (Lina Leandersson) y Oskar (Kåre Hedebrant) hace que el espectador esté más predispuesto a que la historia cale mejor. Verdaderamente lo que menos atractivo me resulta es la historia de amor entre ambos personajes, está impregnada de cierta ternura, condicionada por la situación de ambos.
Lo que si que me interesa realmente es la manera que tiene el director de contarnos la problemática y el día a día de lo que tiene que soportar un vampiro. Aunque parezcan mentira mis palabras estamos ante un monstruo que tiene sus problemas como todo ser humano. No se crean que conseguir sangre para alimentarse es tarea fácil y sino que se lo digan al lacayo que como todo buen vampiro tiene Eli.
Un vampiro no mata porque sí como lo podría hacer cualquier asesino, lo hace porque lo necesita. No se recrea en la muerte de sus victimas, tan solo significan su subsistencia, no importan altos o bajos, feos o guapos, todos son comida. La naturalidad con la que narra estos temas el film son lo que nos llega a sorprender de este, el que estemos en una película de terror y no nos asustemos en ningún momento y tampoco esto nos sea extraño.
Definitivamente el conjunto me parece bastante atractivo, sin exagerar como algunas opiniones me habían comentado. Porque hay cosas que no encuentran lugar en la película y que se han metido con calzador. Además se les da una importancia que no merecen e incluso en ocasiones hacen que se pierda la concentración, sería el caso del grupo de amigos que está en el bar Sun Palace.
TRONCHA