0-800- RCC. Déjenos su duda, consulta o alegría. Tema sugerido por Juanma Coloe.
La utilización de baños públicos genera distintas sensaciones y experiencias. La gran mayoría suelen ser polémicas. Con olores, formas y tamaños diferentes. Por ejemplo: los hombres siempre buscan un migitorio (qué buena palabra) que tenga por lo menos uno vacío en el medio con otro que se esté usando. Como cuando buscás asiento en una sala de espera, digamos. También hay una larga lista de anécdotas relacionadas a la utilización de estos peculiares espacios. Más de uno, seguramente debe haber escrito su nombre con fibrón en alguna puerta de baño: “Juanma, Río Gallegos 2001, saludos a todos los que me conocen”.
Hacer cola para ir al baño nos parece inhumano.
Otra cosa que no podemos dejar de lado es el cartel “NO ARROJE LOS PAPELES AL INODORO”. ¿Qué onda? ¿Qué me estás proponiendo?
Sin embargo, lo que hoy aquí nos compete es ese instante tan crucial e higiénicamente anhelado: el momento de lavarse las manos. Resulta que con los raros-tecnológicos baños nuevos, el tiempo que ofrece el agua de la canilla automática es cada vez más limitado (Ni hablar de que dudás siempre que capaz ponés la mano y no funciona; ese mismo miedo, más potenciado, se da con las puerta automáticas. Ya ahondaremos más sobre eso en otro post). Es verdad que hay que cuidar el planeta y que el agua es un bien preciado, (sí, sí, todo eso lo aprendimos en ciencias naturales de 4° grado y algunos tratamos de valorar este recurso natural no renovable). El tema es que con este nuevo método de agüita por pequeños chorritos, se comenzó a perder el disfrute del aseo de manos. Es más, muchos son los que se atreven a denunciar este nuevo sistema y no tienen miedo en declarar su desagrado.
Las cuatro situaciones más comunes en las cuales nos vemos enredados cuando enfrentamos estos aparatos:
1) Si te quisiste poner jabón, es probable que si ya le habías dado play a la canilla, hayas perdido cuando quisiste poner las manos bajo el agua.
2) Si te pusiste jabón antes, tenés el problema de que cuando tocás la canilla la dejás totalmente enjabonada.
3) Si lograste presionarla con las manos enjabonadas (el codo puede ser un gran amigo) tenés sólo unos segundos para frotarte las manos y enjuagarlas.
4) Si además tuviste la mala suerte de que te habías engrasado las manos con comida, tinta o algo más dificil de sacar, estás en el horno. En promedio te esperaran unas 7 canilladas.