Cualquier película con Toni Servillo es casi sinónimo de éxito. Y Lasciate andare, el tercer largometraje de Francesco Amato no iba a ser una excepción: más de 2,2 millones de euros recaudados en taquilla.
Algunos la definen como una comedia urbana, otros un vódevil, en cualquier hecho para y por Toni Servillo (La gran bellezza, Le consequenze de l'amore) que aquí interpreta a Elio, un psicoanalista freudiano completamente perezoso que sigue dependiendo de su ex- Giovanna (Carla Signoris) con la que comparte el piso estratégicamente dividido para los dos. Ella le sigue lavando las sábanas, cocinando albóndigas y arrastrandolo al teatro los viernes. El sobrepeso le obligan a practicar lo que más detesta, es así como conoce a Claudia (Verónica Echegui) una entrenadora personal que le hará ver la vida de otra manera.
El guión firmado a tres voces por Francesco Bruni, Davide Lantieri y el propio Amato es ágil y totalmente medido proporcionando una interesante galería de personajes en los que además de Servillo, sobresalen Carla Signoris que conquistó con este papel el Nastro d'Argento a la mejor actriz no protagonista y Luca Marinelli que da vida a uno de los pacientes, Ettore.