El Estado español no quiere darse por enterado que la sociedad catalana ha cambiado de chip, pasando del catalanismo autonómico al soberanismo. Está por ver cual será su lectura de los nuevos acontecimientos marcados por la Vía Catalana. A lo mejor no son conscientes, pero desde Cataluña el Estado y sus principales instituciones son percibidas como un castillo de alienación, burocracia y de frustración.
El Estado es como “El castillo” de Kafka, la irracionalidad de un sistema caduco anclado en el pasado de un patriotismo tabernario. Niega sistemáticamente, en nombre de la Constitución, el derecho a que los ciudadanos catalanes puedan expresar su opinión sobre si quieren ser independientes o no. Estamos hablando de algo tan elemental, en términos democráticos, como es el derecho a decidir de un territorio que por historia, cultura y lengua es una nación.
Contra la ilusión de una parte de ciudadanía catalana la única respuesta del castillo español son las amenazas el insulto y el desprecio que llegan desde las instituciones del Estado y de la potente “Brunete” mediática asentada en la capital del Reino. Para ellos, es preferible ser temidos que amados. Con tan poca inteligencia política emocional, es fácil de comprender que cada día existan más personas desafectas al “orgullo” de ser español.
Leído en La vía catalana y el castillo español de José López Ponce
Archivado en: humanoides