Revista Psicología

Del chat a lo humano

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Del chat a lo humano

Debido al desarrollo de las nuevas tecnologías y el uso cada vez mayor de medios digitales para comunicarnos, acelerado por la situación pandémica del ultimo año, la comunicación interpersonal ha tenido que adecuarse a nuevos espacios. Lo virtual, muchas veces reducido a un chat de texto, se convierte en la opción principal de comunicación, para abrir una ventana global y conectarnos con los nuestros.

La comunicación humana es base en todo nuestro mundo social. En ella se construyen afectos, ideas, sentidos, normas y vínculos que constituyen nuestro tejido social. Cumple varias funciones y no se reduce al intercambio de mensajes verbales, sino que ella se ve enriquecida por expresiones corporales, espaciales, gestuales y simbólicas.

Las tecnologías llegaron y fomentaron profundas transformaciones sociales: en pleno siglo XXI nuestros hábitos han cambiado, estamos con frecuencia pegados a la pantalla del celular, es prácticamente un apéndice de nuestro cuerpo. No se puede negar que estos objetos tecnológicos han acercado a muchas personas, han mantenido relaciones en la distancia y han generado más de un amor virtual. Pero también genera el efecto contrario, porque muchas veces el hastío aparece y genera rechazo.

No es un secreto que en lo virtual, la comunicación se ve limitada. Muchos son los que en un momento u otro ya han experimentado la nostalgia de la falta de comunicación cara a cara, los gestos, risas, olores y sensaciones que produce el contacto directo con el otro. Son varios los que ya sienten rechazo hacia la frialdad de algunos chats.

Pero aún estas plataformas se muestran como una opción importante para mantener nuestros vínculos mientras cuidamos a otras personas. El Covid-19 continúa afectándonos y debemos protegernos unos a otros. Así que, ante la necesidad de mantenernos en un chat, ¿por qué no reflexionamos sobre el uso de las pantallas para comunicarnos?, tal vez podamos vivir nuestros vínculos de una manera mas sana. Aquí algunas ideas.

¿Stickers o escudos?

A pesar de que la tecnología inteligente nos ha dotado de emojis, stickers, fotos, videos, memes y audios, que sin duda son recursos que nos ayuda a enriquecer nuestra expresión, muchas veces nos escondemos en estos y los usamos como defensas. Pensarnos qué decimos y qué dejamos de decir a través de estos es importante. Una buena comunicación necesita de mensajes claros y transparentes. El uso excesivo de emojis y otros recursos para trasmitir sensaciones diferentes a las que realmente sentimos, puede impedirnos establecer vínculos más profundos y sólidos.

Muchas veces vivimos inmersos en relaciones fugaces y superficiales que se tejen en la rapidez de las redes y tras la ilusión de hacer amigos con solo aceptar una solicitud de Facebook. Los vínculos requieren implicación y confianza en el otro, y esta se construye con conversaciones más personales y profundas. Analizar en qué conversaciones empleamos nuestro tiempo en pantalla, y cuánto nos implicamos realmente en ellas, puede ser una manera de aprovecharlo más.

¿Para qué aparentar?

Marilyn Monroe una vez dijo que "querer ser alguien más es una pérdida de la persona quien eres." Pero admitámoslo: todos hemos estado en la misma situación cuando miramos a alguien más y queríamos estar en su lugar; y más que en cualquier otro aspecto de la vida moderna, las redes sociales alimentan este sentimiento.

En la actualidad, existe un gran afán por aparentar en las redes sociales, ¿realmente somos tan felices como lo mostramos en nuestro perfil? Esta cuestión surge del imaginario sobre la "felicidad", quizás ficticia, mostrada continuamente en las redes. Hay que dejar de juzgarnos, de criticarnos, de compararnos con los demás, dejar de exigirnos ser diferentes y mostrarnos tal y como somos.

¿Por qué me dejas en visto?

¿Cuántas veces no hemos sacado conclusiones precipitadas por una mala interpretación de un mensaje? ¿Cuántos no se molestan por un "visto" que parece ser injustificable? Las situaciones pueden ser muchas, pero la rapidez de las redes parece que nos lleva a tomar conclusiones precipitadas, sin pensar objetivamente en lo que pueda estar ocurriendo. En lugar de quedarnos en demandas y orgullos limitantes, debemos releer, preguntar y reflexionar sobre lo que ocurre antes de juzgar o acusar al otro. Ten paciencia, no permitas que la inmediatez de las redes anule la empatía necesaria para entendernos.

Las relaciones se establecen sobre la confianza entre las personas. En un chat quizás es más difícil confiar en el otro pues no tenemos esa retroalimentación que teníamos en el contacto cara a cara cuando decíamos algo personal.

Para lograr un vínculo hay que confiar en los otros y exponerse, contar lo que pensamos y sentimos. Un paso importante para esto es construir confianza con la otra persona, para no limitar nuestros intercambios a un chat pragmático y frío. El intercambio afectivo es importante en todos los espacios, ya sean grupos formales como informales.

Asegúrate, pero sin miedos

Sabemos que las redes no son un espacio totalmente seguro. Fenómenos como los virus, hackeos, robos de identidad, acosos, entre otras muchos, pueden llevarnos a sentir cierta inseguridad que acaba limitando demasiado lo que hacemos en redes. Además de aprender sobre esto y como protegernos, es necesario también pensar como en ocasiones unos excesivos miedos pueden condicionar negativamente la forma en que usamos las redes. Se realista y responsable. Reflexionar sobre esto es fundamental para poder explorar y disfrutar al máximo de las facilidades de las redes.

Un poco de orden

En estos tiempos en que la casa también se volvió escuela y trabajo, y el WhatsApp oficina y aula, pensarse los límites que establecemos entre distintas esferas de nuestra vida es importante. Antes, el tener que trasladarnos de un lugar a otro ayudaba a mantener cierta organización y límites entre tareas, pero al confluir varios roles en mismo espacio (virtual) estos límites se vuelven difusos. Una conversación casual puede acabar compartiendo tiempo y espacio con una tarea laboral. Es importante organizarnos mejor, aunque en lo virtual podamos estar en varios espacios (digitales) a la vez, no es productivo ni sano. Planifícate y coloca tu atención en una tarea o rol a la vez.

Desconecta

Asegúrate de que todos los días tienes un tiempo para ti en el que te desconectes de las pantallas y te atiendas. Es fácil olvidarte de tus necesidades cuando estás atrapado en la acción y el ruido todo el día, cuando siempre hay algo demandando tu atención. Pero necesitas un tiempo para respirar sin que toda esa presión esté presente. Dedicarte tiempo a ti mismo te hace ganar energía, obtener claridad y encontrarle más sentido a lo que haces para hacerlo con más alegría. Reconecta con lo que te rodea, no dejes que el contacto online sustituya el contacto con el mundo y las personas que te rodean.

Estos son solo algunos de los múltiples aspectos en que podemos detenernos a pensar sobre la forma en que usamos las redes. Las tecnologías ya estaban ahí, pero simplemente no las necesitábamos de la manera en la que las ocupamos en este período. Es necesario empezar a usarlas de maneras más sanas y productivas.

¿Por qué limitar la expresión afectiva con las personas que apreciamos? ¿Por qué no disfrutar de un grupo de trabajo? ¿Por qué no mostrarnos más cómo somos?

No aumentemos las distancias que la situación ya nos impone, recuperemos lo humano en nuestros chats.


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