Es un motivo de satisfacción social cuando un gran logro científico hace su incursión en el terreno de la biomedicina; máxime cuando dicho logro tiene, al menos, apellidos españoles. Uno de esos logros nos acaba de llegar desde la biología celular; la terapia celular; la medicina regenerativa…
Las células derivadas de la sangre de los cordones umbilicales llevan años en el punto de mira científico-clínico. Ahora, con más razón que nunca antes. El equipo del español Juan Carlos Izpisúa, a caballo entre el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y el Instituto Salk de La Jolla, en California, acaba de publicar en PNAS la posibilidad de derivar y transformar células de cordón umbilical en neuronas (CB-iNCs ó cord blood-induced neuronal-like cells), prácticamente de forma directa, sin hacerlas pasar por un estadio indiferenciado como ocurre con las denominadas Células Madre Pluripotentes Inducidas o iPS. Este logro es un nuevo balón de oxígeno en la búsqueda de posibles terapias efectivas contra neuropatologías (neurodegeneración, desmielinización, daños medulares por traumatismo…).
Caricatura sobre células madre, madre de todas las células. Foto cortesía de Antonio José y Fran Herrero Uceda. Copyright
Estudios anteriores, incluso del propio grupo de Izpisúa, lograban transformar células adultas, diferenciadas, hasta un estadio casi embrionario –con algún problema que otro epigenético- para, posteriormente, volver a diferenciarlas hacia otro linaje celular deseado. Este proceso requería la inserción de varios genes –algunos de ellos con potencial oncogénico real- y la utilización de un vector viral también bajo sospecha a la hora de aplicar la técnica a humanos. Ahora, lo que estos científicos multidisciplinares e internacionales han llevado a cabo es la utilización de vectores más seguros, con la expresión ectópica del factor de transcripción denominado Sox2, un gen “seguro” –un proceso que puede aumentarse con la combinación de los genes Sox2 y c-Myc, que sí está en el punto de mira como gen “peligroso”-, para transformar células derivadas de cordón umbilical CD133+ -con características hematopoyéticas; sanguíneas- en neuronas funcionales, al menos en modelos murinos (ratones). Se ha minimizado, si no eliminado, el riesgo previamente existente de generación de tumores –los teratomas eran los más comunes-.
Cordón umbilical
Por todo ello, al potencial incuestionable de las células madre derivadas de la sangre del cordón umbilical, hay que sumarle la posibilidad de convertirse en una fuente celular sencilla de obtener para posibles terapias celulares –hablamos de futuro, claro está, pero hablamos de terapias reales-. Investigaciones como ésta podrían suponer un espaldarazo para los bancos de criopreservación de este tejido que solo nos aparece una vez en nuestras vidas. En cualquier caso, y no me cansaré de decirlo, estamos hablando, si llegara ese día, de una apuesta a largo plazo; eso sin contar que el propio Izpisúa ha comentado que la ventaja inmediata de esta nueva posibilidad biológica-celular consiste en la posibilidad de recrear las condiciones de ciertas neuropatologías en el laboratorio.
Por supuesto, el tercer motivo de optimismo que complementa lo anteriormente señalado, estriba en el hecho experimental de haber conseguido la transformación en células con características neuronales de forma “directa”, sin estadios intermedios –o intermediarios-. Dos enfermedades están en el punto de mira: Alzheimer y Parkinson. Objetivo para ello será crear neuronas más específicas para cada patología. Tengamos cautela, por supuesto, pero también un huequecito para el optimismo…
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 26 DE AGOSTO DE 2012
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