El pasado 15 de mayo se celebró el tercer aniversario de la irrupción del movimiento de los Indignados en las plazas de muchas ciudades españolas. En Cataluña, en poco menos de tres años, se ha conseguido desplazar de la opinión pública sus reivindicaciones para situar el proceso soberanista de transición nacional en medio del debate ciudadano.
No sólo eso, sino con la audacia de presentar el legítimo deseo independentista como la ruptura del orden social vigente. Un contrasentido sobre todo viniendo, en estos momentos, de algunos de los garantes del statu quo. Es lógico, tal como apuntan otras voces (y como siempre se ha defendido por parte de formaciones, como las CUP, las Candidaturas de Unidad Popular), que la lucha por alcanzar un Estado propio es la mejor oportunidad para cambiar el sistema y así, convertirse en el medio para logarlo. Estas voces creen que los derechos nacionales no pueden ir desligados de los derechos sociales. Pero no todo el mundo es de este parecer. Sorprende como los políticos que nos lideran y sus contertulios afines, de forma cínica, subvierten los términos y se postulan como los “transgresores” por el mero hecho de querer, ahora, irse de España. Pues, en mi opinión son poco “transgresores”, alejados del “sí se puede, en un sentido rupturista”[1], más cuando pretenden copiar el actual modelo español y reproducir como Estado la España bis (o la Francia bis, la Alemania bis,…, para el caso hace lo mismo).
Aquellos que en Cataluña (CiU) avalan las políticas neoliberales (reforma laboral, anteproyecto de Ley para la Protección de la Seguridad Ciudadana, recorte del PIRMI, por poner algunos ejemplos) y legitiman la violencia estructural (por mucho que nos repitan que “el Madrid” con el que se habían repartido el pastel, ahora, después de treinta años, nos roba), llevando los Indignados ante los tribunales por haber reflejado la desafección con nuestra clase política (la que prefiere rescatar bancos que personas) y censurando los “escraches” descalificándolos de “sarampión”, etc., al mismo tiempo, se erigen en “anti-sistema” sólo porque dicen querer independizarse del Estado. Leyendo las páginas de opinión de periódicos como el ARA o El Punt -Avui observo como los pseudo-intelectuales modifican su discurso inicial, aprovechando la ocasión, incidiendo en el aspecto social (abandonado en un buen comienzo para la ANC –Asamblea Nacional Catalana- o ausente en el ideario convergente).
No obstante, hay quien lo social lo reduce a la caridad y como el Tercer Sector da una mano a los viejos y nuevos rostros de la pobreza. En todo caso, crece la unanimidad respecto al dogma que la independencia nos permitirá llevar a cabo grandes transformaciones sociales. Y que la “libertad económica” pasa forzosamente por la independencia. Ojalá. Pero habría que ser un poco escépticos, porque no creo que de la mano de la derecha o de la socialdemocracia podamos transformar muchas cosas. La propia número dos de ERC, Marta Rovira, afirmó el pasado febrero que muchas de las reformas marcadas por la Troika no tienen marcha atrás. Reitero, ojalá, aunque modestamente pensaba que la “libertad económica” se obtenía luchando contra el sistema capitalista. De momento, pocos son los partidos parlamentarios que defienden abiertamente su “anti-capitalismo” (ni tan siquiera estas formaciones minoritarias se atreven a nombrar en sus discursos públicos la palabra “comunismo”).
El tactismo de Esquerra Republicana es de estudio. Ahora quiere ensancharse hacia el centro-izquierda, abrazando la socialdemocracia, arañando electores del sector catalán del PSC (los hermanos Maragall a la cabeza). Por no hablar de su jefe de filas, Oriol Junqueras, que defiende (para animar a más segmentos poblacionales a favor del derecho a decidir) un Estado propio con dos lenguas co-oficiales (catalán y castellano). Con todos mis respetos, y sin menos tener el castellano. ¿Tanto viaje para eso?
Una vez independientes, apela el tándem Carme Forcadell (líder de la ANC) y Mas, votaremos libremente nuestros representantes políticos. Y como cualquier Estado “normal”, éste podrá ser de derechas, de izquierdas, republicano, católico, ateo, social,…, en función de los electores. Sin embargo, sólo estos “electos” serán los encargados de elaborar la carta magna del país. Reitero, nuevamente, ¿tanto viaje para esto? ¿Qué no han entendido nada? ¿No han extraído ninguna lección de la crisis económica? Por el contrario, el movimiento Procés Constituent a Catalunya nacido también de la sociedad civil, que recoge el espíritu del 15M (crítico con el bipartidismo PP-PSOE y con el modelo neoliberal del PP, compartido por el President Mas,…), hace un llamamiento para ir elaborando entre todos la futura Constitución. Tarea con la que lleva trabajando hace ya casi un año.
Según Ángeles Diez[2], doctora en Ciencias Políticas y Sociología y profesora en la Universidad Complutense de Madrid:
“Las votaciones, no significará variación alguna en las relaciones de poder y explotación; y cualquier opción que tomemos de cara a las citas electorales será una opción incoherente, en el fondo, una trampa postmoderna en la que partiendo de nuestros deseos de transformación, de la defensa de nuestros intereses y de la crítica al sistema nos convertiremos en cómplices necesarios de su reproducción”.
Y añade[3]:
“El Estado y las votaciones dejan de ser instrumentos de las elites cuando hay en marcha un proceso de construcción de soberanía popular. Cuando no existe un poder popular acumulado, las elecciones son el instrumento que legaliza y legitima el poder de las elites, son un fiel reflejo de las relaciones mercantiles, si no fuera así no habría elecciones”.
La aparición del 15M en Cataluña (y por supuesto, también en el país vecino) desagradó y, incluso, irritó, a la oligarquía y sus amplificadores mediáticos (los tertulianos o también llamados “todólogos”[4]). El motivo de tanta irritación no es otro que la visibilización por parte de los Indignados de las “grietas de la legitimidad del sistema político”, parafraseando a Ángeles Diez. En artículos anteriores ya he reiterado y denunciado la campaña de criminalización (del orden del exconseller de Interior de la Generalitat, Felip Puig, de desalojar la plaza Cataluña de Barcelona), estigmatización y mentiras (la etiqueta ” perroflautas”, jóvenes con “la carrera colgada”, “esapañolistas” -falseando la realidad, silenciando que en asamblea se votó en Barcelona el derecho a la autodeterminación-, etc . ) y confrontación (el bando de los catalanes de bien de “nuevo cuño independentista” versus los “perroflautas españolistas”). La cuestión reside, precisamente, en el hecho de romper con estas dinámicas sociales, que favorecen las desigualdades entre las personas, las relaciones de poder y dominación (lamentablemente, el Estado español no es el único que “nos domina”, “nos dominan” otros poderes, como el económico y las clases privilegiadas). La iniciativa del Multireferendum que se convoca para el 25M, coincidiendo con las elecciones europeas, abre la puerta a poder decidir en otros ámbitos (soberanía energética, agricultura sostenible, dejar o no de pagar la deuda, ILP con referéndums vinculantes, proyecto BCN World, gestión pública de los servicios como el abastecimiento de agua, la MAT –la línea de alta tensión-, etc.): “derecho a decidir”, sí, pero también en aquellos asuntos que el Gobierno catalán (de igual manera que el ejecutivo español) pretende silenciar ante la opinión pública.
¿Por qué el espíritu del 15M no es recogido -como hace el citado Proceso Constituyente (con 47.321 adheridos) y otros movimientos sociales- por la ANC (con 22.700 asociados de pleno derecho) o Òmnium Cultural? ¿Por qué el Presidente Mas es muy receptivo a las demandas soberanistas impulsadas por estas organizaciones y desatiende o desprecia las surgidas de las plazas y de las calles (las luchas de los indignados, preferentistas, maestros, profesores, bomberos, médicos, jubilados,…)?
¿Por qué ha dado la espalda a una parte de la sociedad civil que desde 2011 reclama un nuevo modelo de sociedad anticapitalista, con un sistema electoral y político diferente ante la decadencia y el fracaso del actual? En este sentido, algunos “todólogos” acusan a los integrantes del PC (Proceso Constituyente) de ser poco menos que “títeres” y “meros seguidores” de sus “líderes más visibles” (es decir, de los promotores del Manifest: la monja Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres). Así pues, siguiendo con este discurso, puede éste ¿extrapolarse a la ANC, tal y como insinúan los sectores “unionistas”?
En definitiva, llegados hasta este punto, es curioso detectar como estos mismos “todólogos” -afines a CiU y simpatizantes de la dirección de la ANC- critican ferozmente el PC (utilizando los mismos ataques e insultos que los sectores “unionistas” ejercen en relación a la Asamblea y a su presidenta, Carme Forcadell). Si bien subrayan y elogian la “transversalidad” de la Asamblea como valor añadido (otorgándole una gran representatividad y elevando a “dogma de fe” sus opiniones), al mismo tiempo, muestran beligerancia por otro movimiento catalán de base, como es el PC. Tampoco son menores las críticas internas surgidas dentro de la propia ANC. “Essència” es el primer corriente crítico de esta entidad. Exigen que la sociedad civil recupere la vanguardia del Proceso, fortaleciendo el papel de las asambleas territoriales y de las sectoriales. A su entender, se ha producido un distanciamiento entre la dirección y las bases. Por todo ello, reivindican mayor participación en la democracia interna, incrementar la transparencia informativa y económica (la tesorería) y la independencia política de la ANC (sin ésta estar condicionada por estamentos políticos ni por proyectos personales). Ante la emergencia de este colectivo, de nuevo los “todólogos” se preguntan: ¿Quién hay detrás de este movimiento? Y como respuesta insinúan que puede estar movido por algún grupo comunicativo, partido político,… Reitero, siguiendo con este discurso, puede éste ¿extrapolarse a la dirección de la ANC, tal y como se preguntan los sectores “unionistas”?
Otra constatación es que en el actual escenario político, sólo se refuerza mediáticamente el “frentismo”. El “conflicto” se presenta en forma de dos bandos, poniendo hincapié en el “eje identitario” (silenciando el “eje ideológico derecha-izquierda” (variable “clase social”): en las tertulias televisivas (TV3, 8TV, El Punt-Avui Televisió) y radiofónicas (Catalunya Ràdio, RAC1) aparecen por un lado, los “todólogos” del bloque soberanista-independentista “conservador” (CiU-ERC) en oposición al bloque también “conservador” de líderes de opinión que defienden posturas o bien “unionistas” (PPC y Ciudadanos) o de “terceras vías” (los federalistas del PSC). No obstante, la voz de los federalistas es menor (como si no tuviera seguidores). Mientras que en estas ágoras mediáticas, son inexistentes (salvo pequeñas excepciones) las voces que si bien reconocen el “derecho a decidir” en materia nacional (pues, en democracia son impensables las posturas inmovilistas –como las del PP- que prohíban que la ciudadanía pueda expresarse y así ejercer ese derecho libremente) también exigen ese mismo derecho para decidir un nuevo modelo de sociedad (ICV-EUiA, CUP y otras formaciones extraparlamentarias, como por ejemplo, la Izquierda Anticapitalista). Tampoco se escuchan demasiado aquellos ciudadanos del resto del Estado contrarios a las políticas del gobierno central y se “pasa de puntillas” por las acciones de protesta del SAT en Andalucía, los Iaioflautas, las mareas en Sanidad o Educación en Madrid, el malestar en Gamonal, la lucha de los mineros en Asturias, las iniciativas populares similares al Proceso Constituyente, como el Frente Cívico “Somos Mayoría” Estatal, etc. Todos estos movimientos deberían despertar la solidaridad entre los distintos pueblos que integran el Estado. Dicho de otro modo, reforzar y fomentar sinergias.
A las puertas de la elecciones europeas del 25M, de nuevo algunos “todólogos” próximos al poder amplifican el argumento del President de la Generalitat: “Nuestros servicios sociales no sufren por lo que nos imponen de Europa sino de Madrid”, ipse dixit. ¿Por qué Artur Mas simplifica los recortes apelando al agravio del Estado y silencia que fue el primero en defender las políticas dictadas por la cancillera alemana? El alumno avanzado de Merkel, ahora ¿crítico con los integristas de la austeridad? ¿A quién quiere engañar? Con la ayuda de no pocos “opinadores”, Mas se apodera del discurso de Merkel en el sentido que los “países del sur” han “vivido por encima de sus posibilidades”, “derrochando el dinero de las ayudas europeas”. Como si en Cataluña, no existiesen casos de corrupción, malversación, fraude… Precisamente, Sami Naïr en su reciente libro “El desengaño europeo” cuestiona la perversión del actual sistema 100% económico (representa los intereses del frente franco-alemán), diluyendo la utopía de una Unión europea política y social.
En todo caso, el balance del legado de los Indignados ha sido positivo en el sentido que tanto el auge soberanista como la irrupción hace tres años del movimiento del 15M (eclipsado en Cataluña por el primero) han favorecido una mayor politización, significación y movilización ciudadanas. Basta con observar el número de asociaciones o plataformas cívicas de ideologías diversas, creadas a raíz del inicio de la crisis económica, las cuales reflejan la pluralidad de nuestra sociedad. Incluso algunas de ellas concurrirán en los comicios europeos, como por ejemplo la candidatura ciudadana Podemos. Según el profesor de sociología a la UAB y activista social, Josep Maria Antentas[5]: “El gran estallido del 15M marcó un punto de inflexión en la trayectoria política y social del Estado español y el comienzo de una nueva fase”. Pasado el tiempo, el movimiento parece fragmentado, disperso y un poco agotado. Según él durante este periodo se ha logrado “mucho y poco”.
“Mucho”:
“(…) porque el clima político y social cambió drásticamente. Donde antes había pasividad, apatía y resignación hay ahora un reinterés por los asuntos colectivos fruto de una repolitización, parcial y contradictoria, de la sociedad. La crisis económica y social se transformó en crisis política y de régimen, en la que al desgaste por la reacción social a los recortes, se le ha sumado el impulso independentista democrático en Catalunya. (…) El 15M pronto se dispersó y dejó de existir en tanto que movimiento articulado y con capacidad de iniciativa, pero se transmutó en una infinitud de iniciativas y proyectos que tenían en él una referencia real o simbólica. (….) Los dos éxitos más claros del impulso nacido entonces fueron la propulsión político-mediática-moral de la PAH y el ascenso de las múltiples mareas, con sanidad y educación al frente, nacidas al calor de los recortes”.
Y “poco”:
“(…) porque el bulldozer de la austeridad ha seguido avanzando implacable, desahuciando a su paso derechos, esperanzas y dignidades. La crisis social se agudizó y la austeridad sin fin cubre un presente sombrío que se alarga hasta invadir un futuro que se aleja cada día. (…) La crisis de la democracia y de la política han llevado aparejadas una involución autoritaria de la vida política y social. El poder cambia las reglas del juego a su antojo en plena partida a golpe de decreto para limitar la participación política y el espacio de la protesta social. (…) La situación permanece abierta, pero forzoso es reconocer que el marcador es muy favorable a la élite financiera”.
Para terminar quisiera hacer referencia a la crispación que según los sectores “unionistas” existe en Cataluña con motivo del debate soberanista. La crispación real en la calle es consecuencia de los efectos de la crisis económica.
Hasta que esta evidencia no se quiera reconocer será como dar palos de ciego. Pero, lamentablemente, los efectos de la crisis han sido substituidos por el llamado “problema catalán”, prioritario en la agenda política española. El ejecutivo de Mariano Rajoy se apresuró a utilizar la expresión “mayoría silenciosa” para interpretar interesadamente aquellos sectores de la ciudadanía que en Cataluña no asistieron a la Vía Catalana el pasado 11S (2014). El gobierno del PP en Madrid se apropió (o se hizo suya) esta ciudadanía (muy diversa, por cierto: independentista pero contraria a la ideología neoliberal de aquellos que la quieren liderar; federalistas, personas que consideran que el proceso se utiliza como cortina de humo para no tratar los motivos reales que nos han conducido a la crisis del capitalismo, españolistas, gente independentista que no le gustan las concentraciones o que no pudieron asistir a la Vía por motivos de edad o enfermedad, etc.), interpretando su conducta como un “todo unionista” y contraria a la independencia y, por tanto, contraria al Derecho a Decidir (tratándose, por parte del ejecutivo de un discurso simplista y reduccionista). Argumentos compartidos por los organizadores de la concentración del pasado 12 de Octubre. Un acto que contó con el apoyo del PPC y Ciudadanos, bajo el lema “Rompe tu silencio”. Pura demagogia y tergiversación de la realidad.
Pero, demagogia sintomática de un momento político de agitación y frentismo, que ha dado pie a “salir del armario”. Nos encontramos, por tanto, ante las consignas del nacionalismo español, amplificadas por “la caverna mediática”. Y en el otro extremo, el oportunismo de una oligarquía catalana, obligada por la Crisis, a resituarse: primero, distraer a la opinión pública de sus vergüenzas (corrupción, políticas ideologizadas de carácter neoliberal, etc.) y así desactivar el malestar social y la potencialidad del 15M (auténtica amenaza para el poder), apelando a la dignidad económica e identitaria. Y, segundo, lograr con la independencia (si realmente es lo que defienden y aspiran) una mayor concentración de poder (repartido entre pocos): del paternalismo y autoritarismo del cortijo-Estado a una reproducción en miniatura de lo mismo en una Cataluña-Estado.
Artículo de la Columnita del Blog Ssociólogos Silvia Cabezas
Bibliografía
[1] Josep Maria Antentas parafrasea a Miguel Romero, editor de la revista Viento Sur, ya fallecido. Tres años después: 15M y kickboxing social, blogs Público (15/05/2014). http://blogs.publico.es/otrasmiradas/2194/tres-anos-despues-15m-y-kickboxing-social/
[2] Medios, todólogos, augures y profetas del 15- M, Rebelión (06/02/2011).
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=129598
[3] “Podemos”, un fenómeno mediático que pretende ser político, Rebelión (12/03/2014). http://www.rebelion.org/noticia.php?id=181945
[4] En relación con el concepto “Todólogos” (opinadores, intelectuales, etc.), recomiendo el libro “Contra los tertulianos” (Ed. Catarata, 2010) de Carlos Taibo.
[5] Tres años después: 15M y kickboxing social, blogs Público (15/05/2014). http://blogs.publico.es/otrasmiradas/2194/tres-anos-despues-15m-y-kickboxing-social/
Fotos: ABC y Lavanguardia