Aquel que emprende, es quien no se conforma con las circunstancias dadas y tiende, sin remedio a comportarse como protagonista que a luchar viene, de forma frontal para cambiarlas y ahora dime, siendo protagonista ¿Contemplaste bien todo lo dado para saber, donde está el hueco, por el que vas a meterte?
Cuentan lenguas muy viejas que el mascarón de popa, es quien dibuja, con más claridad, la dirección que está siendo marcada y siendo mascarón, no te queda más que gritarle a la proa, "no me enredes, no me agotes metiendo en las bodegas, más carga que la que pueda soportar lanzarse rápido por los pasos que yo marco".
Ligerito, ligerito has de llegar si quieres levantar el vuelo y si atado dejas, tu velero, al puerto no saldrás por mucho que las velas ondeen siguiendo el ritmo de millones de vientos.
Decía una de mis profesoras de psicología social que, allí, en el mismo momento en el que arrancas a llorar en tu nacimiento, puedes detectar quien llega, con tirón de vida y quien llega con tirón de muerte y pareciera, este argumento, contar quien tiene espíritu de emprendedor y quien dejara a las aguas que le mezan, sin parar pero lo que consideramos fuerza, en un momento, al segundo siguiente no muestra más que una debilidad perfecta y así, observas vidas y, eres consciente, de quien se cree montaña en medio del mar y quien se siente corcho a merced de las mareas y aunque fuera cierto que todos debemos ser montañas, no hay forma de que la montaña termine siendo arena a merced de las mareas. Siendo agua, eliminas el problema, pero, siendo agua, terminarás siendo gota perdida entre la arena y recorrerás los aires hasta volver a ser mar rompiendo las rocas hasta dejarlas en granitios para volver a perderte en ellos'.
Te digo, emprende, como digo ¡Levántate, diablos y toma riendas! pero, recuerda que caballos hay de muchos colores y que, a veces, queriendo llegar hasta los confines del universo, encuentras que el universo está justo en el mismo suelo para quien no conoce al caballo que ha querido montar. Así que cuando, digo ¡Levántate, diablos y toma riendas! observa que, primero te digo, que el primer paso a dar es estudiar a conciencia caballo, ruta, medir tus posibilidades, entrenar lo que no aguantará, permitir el cambio que ello implica y luego, lanzarse a la carrera y te digo más, si yo puedo, tú puedes, pero ve y busca, primero el espíritu emprendedor y no te dejes llevar por la consigna de quienes te pretenden llevar hasta el mismo núcleo del emprendimiento, porque, sin querer estarás dejando tus riendas, en manos de otros.
De necesitar, necesitas de todos, porque cuando tu vas, yo vengo y de allí y te digo que hay poco que contar para que te ahorres el camino pero pretender exigir que no vayas, no puedo, porque ¿y si vas, y allí encuentras lo que yo no buscaba?
No dejes que te arrullen con cuentos. ¡Chach@, emprende pero, planea bien la jugada!