Al margen de los aspectos técnicos, en los que Pixar siempre ofrece un nivel visual altísimo, estamos ante una maravilla en lo que a guión se refiere. Imaginarse un mundo interior dentro de cada persona donde Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco están a los mandos de nuestras vidas puede resultar extraño, pero todo encaja perfectamente dentro de un universo en el que los recuerdos, sueños, imaginación e incluso el subconsciente son los escenarios de una mágica aventura. Los adultos disfrutarán debido a las innumerables metáforas y simbolismos, que les harán sentir nostalgia de tiempos pasados que ya no volverán; y las bromas inocentes, los decorados coloridos y los entrañables personajes entusiasmarán a los más pequeños. Una película insólita, inmensa e imprescindible.