-AVISO SPOILERS-
Probablemente habéis leído ya un montón de críticas entusiastas acerca de Del revés. Están justificadas. A pesar del hype, la película es muy original y desborda ideas en su intento -casi psicológico- de explicar cómo funcionamos emocionalmente los seres humanos. El concepto básico detrás de la película es convertir en personajes -animados- las emociones que luchan dentro de nosotros cada vez que nos pasa algo o tomamos una decisión. Una idea que serviría de sobra para una sitcom televisiva. En un largometraje hace falta, además, una historia. Los guionistas eligen contarnos la vida de Riley (Kaitlyn Dias) desde su nacimiento -en un prólogo similar al de Up (Pete Docter, 2009)- hasta su adolescencia. Una mudanza -siempre un momento traumático en el cine americano- es el conflicto principal para el personaje protagonista. Riley dice adiós a su infancia y esto hace que Inside Out tenga el mismo tono nostálgico que Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010).El gran hallazgo de la película, para mí, es que propone una visión de la vida. Inside Out nos dice que el auténtico núcleo emocional de la existencia es la tristeza, representada en ese personaje azul con la voz de Phyllis Smith (nuestra querida Phyllis en The Office). Tristeza acaba eclipsando/complementando a Alegría (Amy Phoeler), que se ha pasado la vida de Riley intentando que todos sus momentos sean felices. La película nos demuestra que esto es un error y que los momentos tristes deben ser atravesados con la misma intensidad que los alegres. Negar los problemas, tener siempre una sonrisa en la cara, enterrar las penas lo más hondo posible, nos convierte en personas superficiales, insensibles, y finalmente infelices. Cuidado con ellos. Del revés confirma mi tendencia natural a disfrutar profundamente de mis momentos tristes y me da la razón cuando desconfío de aquellos que se empeñan en que todo está bien.