Revista Cine
Director: Francis Ford Coppola
Antes de comenzar, debo informarles que acabo de ver un episodio de "Los Simpsons" que me parece realmente bello, algo sorprendente dado que las últimas temporadas, si bien no malas, no me parecen tan buenas como las diez primeras, o al menos no tan conmovedoras ni humanas. El episodio en cuestión es "Barthood", una clara referencia a "Boyhood", en el que veremos la vida de Bart desde los seis años hasta que cumple la mayoría de edad (o un poco más). Lo que más me conmovió fue un detalle pequeño que luego cobra vital importancia: al inicio Bart comete travesuras, y una de ellas es hacer un dibujo en la cocina; pero no un dibujo cualquiera, sino uno que abarca las paredes y la cortina y los muebles y todo, un desastre para la vista de muchos. Marge y Homero se enojan y le gritan a Bart, y yo pienso, "vaya, qué buen dibujo. Yo lo dejaría tal cual en vez de 'limpiarlo'". Con el correr de los años, Bart cae en una crisis existencial (porque todo lo que hace es ensombrecido por Lisa) hasta que la misma Lisa le dice que él es un artista, y que ella nunca lo superará en ello. Al final Bart abre un taller de personalización de bicicletas y, ante la visita de Lisa, él le dice "ahora puedo pintar las paredes" y le muestra un mural en donde se encuentran todos los instantes importantes de esta bartinfancia, si bien el mural más importante aparece después. Muy bonito, muy bueno y muy recomendable. Ahora, vamos con "Dementia 13", una de las primeras películas de Francis Ford Coppola.
En un enorme castillo en Irlanda vive una familia afectada por una terrible tragedia familiar: la muerte de la hija pequeña, cuyo fantasma parece no abandonar a sus afectados miembros, la madre y tres hijos. La esposa de uno de ellos es una codiciosa serpiente y, precisamente, sus deseos de más darán pie a extraños y violentos sucesos que lo cambiarán todo.
No es una gran película, aunque podríamos decir que sí es curiosa. Aparece el actor que hacía del escritor trastornado cuya esposa es violada en "A Clockwork Orange". Se supone que es de horror o terror pero no da miedo, lo que tampoco es una sorpresa. Tiene un asesino casi en serie que asesina con una hacha, el fantasma (no literal) de una chica ahogada, un poco de superstición y secuencias en donde las luces y sombras generan formas tenebrosas, sobre todo en los objetos inanimados que, si los miras fijamente durante determinado tiempo, dan la impresión de que sus miradas cobran vida y te examinan y lanzan maldiciones. No obstante, lo anterior no da miedo, ni tampoco malestar ni inquietud, aunque las secuencias descritas están muy bien logradas. Lo mejor es la entusiasta y soñadora realización de Coppola, que no hace nada del otro mundo pero a quien se le nota que disfruta y se esfuerza dirigiendo esta película cuyo mayor lastre es el guión, pobre y torpe sin apelaciones. El peor error, creo, es intentar causar miedo con elementos que de por sí no dan miedo a menos que les otorguen un trasfondo lo suficientemente ambiguo y complejo como para causar malestar, miedo si cabe. Así, Coppola lo hace bien dirigiendo las escenas de asesinatos y locuras (también lo hace el resto del film, aunque destaca en las primeras), pero no deja realmente huella toda vez que la trama es predecible (uno se da cuenta de quién es el asesino y porqué muy tempranamente) y los personajes, así como sus conflictos, además de estar torpemente tratados y cohesionados (la ramificación es incontrolable e incoherente), son bastante superficiales y/o poco creíbles. La cosa comienza como un lío de herencias y se transforma en esta especie de cuento de terror psicológico (y algo gótico, digo, el castillo y la niña muerta y los ríos) que medio que continúa lo de la herencia pero que también se separa para mostrar rencillas familiares (el drama familiar es un chiste) y no sé qué más. En realidad la cinta es muy dispersa, no sé qué historia quería contar, pero por último podemos afirmar que el arco dramático es el de aceptar culpas o aceptar la muerte o algo así: hay que encontrar la paz. Lo peor es que con un mejor guión la interesante dirección de Coppola pudo haber destacado como se merecía, pues para ser un joven cineasta que aprovechaba las oportunidades que lograba encontrar (en este caso gracias a Roger Corman), "Dementia 13" es la incipiente prueba del dominio y ejecución cinematográfica que poco a poco Coppola iría dejando glorias en su filmografía. También a lo mejor le faltaba un poco más de experiencia, pues a pesar del guión habían cosas que pudieron ser corregidas, pero de que había buena mano y mirada, la había. Insisto: con los años, el hombre la habría hecho mejor, más sugerente y contundente. En todo caso no vale la pena vivir en los what if...
No se pierden nada si no la ven, pero si les vence la curiosidad, tampoco es una bazofia inenarrable, aunque no esté muy bien narrada. Allá ustedes... allá "ellos"...