Cuando dibujé estas cosas ya tenía en la cabeza que desde la playa me tenía que ir a un quirófano a que me abrieran los lomos para lijarme el canal de varias vértebras y ponerme medio quilo de ferralla para apuntalarme el espinazo. No es que me pasara por la cabeza que ya no iba a volver por estos sitios ni por otros parecidos, pero tampoco sabía ni cuándo ni cómo, de forma que carpe diem y que nos quiten lo bailao. Cuando escribo ésto ya ha pasado todo y, después de una semana criminal, otra de aullido en aullido y dos más llevaderas, ya puedo andar, sentarme un rato largo, incluso cuando me levanto temerario ir al bar de la esquina a tomar un café. Desde aquí mi reverente agradecimiendo para los neurocirujanos Campos y Calatayud, al resto del equipo médico y enfermería de la clínica.
Estando aún ingresado pude leer una demagógica y mezquina noticia de un periódico de Murcia en la que el plumilla se escandalizaba de los a su criterio desmesurados sueldos que percibían en la Arrixaca algunos profesionales como éstos, en realidad nada disparatados. Sigue habiendo imbéciles que valoran más un gol que la salud o la vida. O un córner que la educación de sus hijos, llegando a apreciar más un buen pase al hueco que el que un bombero los saque a cuestas del balcón en llamas. Tal vez merecerían que los dejaran allí. Una muestra más de que nuestra sociedad ha perdido el oremus, una sociedad que cree ser mejor que quienes la gobiernan, aunque cada minuto les indica de esta forma tan brillante sus prioridades. Eso sí, me moví poco. Desde esa terraza a tres metros del agua, viendo, escuchando y oliendo las olas, puede uno pasar horas y horas, delde el amanecer hata la puesta del sol, ayudado de cuando en cuando por una cerveza o un vino blanco fresco. Echarle pan a los peces y ver volar las gaviotas o regresar los barcos de pesca con prisas por ser los primeros en llegar a puerto. El ferry de Balearia lleva menos prisas, los de las piraguas ni te cuento. Casi las que llevo yo. De todas formas lo mejor es ver amanecer o ponerse el sol desde aquí, ambas cosas sobre el mar. Buen tino tuvieron los griegos de Masalia (la actual Marsella) al sentar aquí sus reales, en su Hemeroscopeion ( Ἡμεροσκόπειον), "la que mira el día", aunque en realidad lo que querían mirar bien desde aquí era el paso de los atunes en desordenada formación para llenar su factoría y sus estómagos. Los romanos, que heredaron el negocio después de tener us más y sus menos con los cartagineses, la llamaron Dianium, dedicando el santuario de Artemis Efesia de los masaliotas a su equivalente diosa Diana. En todo caso es ciudad con más de dos mil años aunque parece recién hecha. Con acuarelas sobre Garzapapel o con pluma y tintas o grafito acuarelable en un bloc de Canson Mix Media de 18 x 25, vuelta una y otra vez a dibujar ese paisaje cambiante o algunos detalles del mismo, una roca, una palmera... Aunque, como siempre, hice muchas fotos, estos dibujos son mejores para recordar qué pensaba y sentía uno en esos momentos agradables. Aquí quedan.