Revista Deportes
Fernando Alonso va a aterrizar en un equipo tan hambriento de victorias como él. Desde 2008 McLaren no logra el título y ni siquiera ha podido pelear por él. Acumula un puñado de victorias, de Lewis Hamilton en su momento y también de Jenson Button, entre proyectos frustrados. Se trata de la casa con más solera de la Fórmula 1, junto a Ferrari, donde las épocas de derrotas se llevan bastante mal, igual que sucede dentro de la escudería roja. Allí precisamente se confirmó ayer el despido de Marco Mattiacci, el segundo director deportivo al que finiquitan en sólo siete meses.
En otro paralelismo con los italianos, los pobres resultados en la pista de McLaren se endulzan con muy buenos números a nivel empresarial. La firma inglesa es un emporio expandido desde las carreras, con divisiones comerciales que van desde la fabricación y venta de súper deportivos (coches de hasta un millón de euros) hasta la hostelería. Ron Dennis levantó un imperio que luego tuvo que dividir accionarialmente.
Sin embargo, el que fuera patrón de Fernando Alonso en 2007 desea recuperar poder dentro de su propia compañía a costa de los otros dos grandes socios: el reino de Bahrein y el multimillonario Mansour Ojjeh, propietario a través del grupo TAG. Ambos bloques exigieron que Dennis se apartara de la dirección de la escudería justo después del tormentoso año que el español pasó en el equipo inglés. Poco a poco fue obligado a ir distanciándose de las carreras hasta que le dejaron sin apenas participación directa en los circuitos.
Sigue acudiendo a menudo, como este pasado fin de semana en Abu Dabi, pero su influencia, más allá del respeto que le mantiene el personal, dicen que es escasa. Así se lo han asegurado a Alonso los actuales gestores deportivos, con el francés Eric Boullier a la cabeza. Este rol de Dennis, menos implicado, ha favorecido el regreso del español. Semanas atrás los dos hicieron las paces antes de firmar el flamante contrato de tres años, pero en principio no tendrán que lidiar juntos el próximo año en la rutina de los grandes premios.
Dennis, que ya no marca las estrategias desde el muro, sí se ha encargado de la profunda revolución de personal técnico que está llevando a cabo McLaren desde hace tiempo. Sólo en 2014, 50 empleados han cambiado de funciones, 20 han abandonado el equipo y otros 25 han sido contratados para tratar de arrebatar el dominio mecánico a Mercedes. Así y todo Dennis no se conforma y anda buscando financiación para intentar recuperar las dos partes de la compañía que tuvo que vender. Necesita más de 500 millones de euros y la voluntad de sus socios, que no parecen dispuestos a abandonar a corto plazo el negocio y la Fórmula 1. Menos ahora, justo cuando vuelven Fernando Alonso y Honda al corazón de la escudería.
La entrada del gigante japonés es una garantía de inversión, experiencia en la pista y tecnología punta. Su motor esperan que logre hacer competencia al actual (e invencible en la última temporada) propulsor de Mercedes. Honda llega fuerte, con 400 millones de euros para impulsar sus proyectos y patrocinar el equipo. Title sponsor se denomina esta fórmula. El domingo, apenas una hora después de terminar el Mundial, el departamento de comunicación de la escudería enviaba la primera nota encabezada por su nuevo nombre, McLaren-Honda. Se retoma así una relación que tuvo mucho éxito a finales de los 80, con Senna y Prost al volante de los coches ingleses.
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