La dependencia es un tema que usualmente pasamos por alto al hablar del aumento de la esperanza de vida en Occidente.
En muchas ocasiones no somo conscientes de que el aumento en la esperanza de vida no supone que los últimos años se vivan con la misma calidad. Es cada vez más usual que al final de nuestra vida estemos en situación de dependencia. En España hoy el numero de personas con discapacidad ya alcanza los 3.8 millones, de este número al menos 1.4 millones sufren un nivel de discapacidad que les impide que realicen alguna de las actividades básicas de la vida cotidiana sin ayuda.
El gasto para proteger a a las personas en dependencia en España no supera el 1% del PIB, mientras que en el resto de Europa las cifras se sitúan entorno al 3.5% (Suecia) o 4% (Países Bajos), esto supone que sólo se atienden el 40% de los casos.
El aumento de las tasas de dependencia se debe en su mayoría al cambio en la configuración demográfica. Las bajas tasas de natalidad unidas al aumento de los años de vida hacen que la sociedad en general esté más envejecida.El hecho de que necesitaremos ayuda externa para afrontar la vejez es algo que debemos asumir.
Debido a la impasibilidad del estado respecto a este asunto, las iniciativas privadas son, como siempre, la opción más segura. Actualmente las aportaciones tanto a planes de pensiones como de dependencia tienen un límite conjunto en cuanto a su tratamiento fiscal, si se cambiase este hecho y las aportaciones fuesen independientes nos acercaríamos más al modelo europeo.