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Deporte cubano, ¿que hacer?

Publicado el 16 agosto 2013 por Sidelsi

Abreu y Despaine

Para estrenar el blog voy a ser atrevido y aventurarme a hablar de un tema en el cual la mayoría de los cubanos nos creemos especialistas, el deporte. Me centraré en un problema que se ha convertido en una espina de la realidad cubana, las deserciones o  éxodo de los deportistas hacia el exterior. Las especialidades deportivas que más sufren este azote son el voleibol, el boxeo, el atletismo y en especial nuestro pasatiempo nacional, el beisbol. Con la reciente partida del inicialista del equipo Cienfuegos  José Dariel (Pito) Abreu este problema parece cobrar matices cada vez mas sombríos, es triste para mi ver emigrar a iconos del deporte cubano que han puesto tan arriba el nombre de Cuba y que abandonan la isla sin podernos volver a representar. A un pelotero de la calidad de Abreu le lloverán las ofertas millonarias de los equipos de la MLB y sin duda se convertirá en un profesional muy remunerado pero los jonrones que dedicaba al niño Peter Águila Prado cada vez que iba a verlo al estadio, el pequeño tendrá que conformarse con verlos a través de la pantalla de un televisor o una computadora.

Fidel explicaba en una de sus reflexiones que el peor problema de los países pobres desde el punto de vista patriótico y educativo era el robo de talentos. Tras esta disyuntiva yo me pregunto si es justo no reconocer como logro de Cuba los resultados destacados de muchos deportistas que fueron desarrollados de forma completamente gratuita por nuestro sistema deportivo que invirtió cuantiosos recursos del presupuesto del estado en su formación. Nuestra Patria defiende el deporte amateur como una de las más importantes conquistas de la Revolución  y desde que en 1961 se fundara el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER), se eliminó el comercio y explotación de los deportistas, mediante la desaparición del profesionalismo, quedando el amateurismo como único sistema permitido internamente. Pero la realidad es que nuestro potencial deportivo ha disminuido y debemos encontrar nuevos métodos que nos permitan en el deporte seguir avanzando defendiendo este como actividad plena, que debe cumplir con la premisa de cuerpo sano en mente sana, vital principio del olimpismo.

Las recientes decisiones adoptadas en el beisbol de permitir que los peloteros sean contratados por equipos profesionales de otros países parece ser una de las formas de revertir lo que está sucediendo. Así lo siente el mismo Alfredo Despaigne  que en entrevista concedida a Granma  confesaba que el dinero ganado le permitió ayudar a su familia y que sus planes futuros eran llevar a Granma a la postemporada y volver a jugar con los Piratas de Campeche. También decía sobre los ofrecimientos millonarios que los traficantes de talentos le hacían cada día y que el digno atleta rechazó, pero que a muchos otros han cegado. Y es que aunque nos duela aceptarlo en las motivaciones de nuestros deportistas las cuestiones económicas ganan espacio sobre el sentimiento de representar a los suyos, el éxito a mi criterio es lograr que ambos anden de la mano, permitiéndoles que sus méritos le permitan mejorar económicamente sin tener que privarse del orgullo que debe significar defender los colores de nuestra bandera en los eventos deportivos internacionales. Para ello debemos crear las plataformas, los métodos y las leyes que permitan quitar el lastre de muchas prohibiciones que ya no están a tono con el momento histórico que se vive.

Para finalizar solo quisiera transmitirle mi respeto y admiración a aquellos deportistas que han preferido a Cuba vs el dinero, esos sin duda alguna tienen el mayor amor de nuestro pueblo.


Deporte cubano, ¿que hacer?

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