Revista Cine

"Der frühe Vogel fängt den Wurm"

Publicado el 25 marzo 2015 por Callebaker @jeanne_duval
Este refrán alemán, que tiene su equivalente en el castellano "a quien madruga, Dios le ayuda", es la primera frase que comparten los protagonistas de Freier Fall, película alemana del 2013 dirigida por Stephan Lacant.

La historia nos habla de dos policías en fase de preparación, Marc (Hanno Koffler) y Kay (Max Riemelt), compañeros de habitación en la academia. Marc, soberbio e inseguro, pero


con una vida perfecta: una novia Betina, con la que está a punto de tener un hijo, el apoyo de sus padres, una nueva casa y amigos. Kay es el raro de la academia, no se toma demasiado en serio las normas y parece desafiar continuamente todo lo que le rodea, llegando a ser impertinente. En parte por casualidad y en parte provocado, Mar y Kay se ven cada vez más, tropezando en cada uno de los lugares a los que van. El problema empieza cuando Kay decide ir más allá y materializar unos sentimientos que comienzan a surgir entre ellos, pero a los que Marc no se quiere enfrentar, comenzando así una relación clandestina plagada de dilemas más que conocidos, pero tan habituales como dolorosos.

Esta película despertó en mí el interés debido a uno de sus protagonistas, Max Riemelt, al

que conocía por La Ola y que constituye uno de los actores alemanes más conocidos en su país y, en breves, internacionalmente, ya que es parte del reparto de Sense8 la serie que los Wachowski preparan para Netflix (en ella encontraremos también a Miguel Ángel Silvestre). Es una película con un ritmo plano, pero con una interpretación de sus protagonistas que merece la pena ver. Las dudas, la pasión, la rabia, el esconderse, todo ello es algo que vemos a través de sus diálogos, sus silencios y sus miradas y creo, realmente, que es un gran trabajo por parte de ambos.

Presentada en la Berlinale de 2013 consiguió un gran impacto entre el público hasta el punto de llegar a pedir una segunda parte*. Indudablemente, es la química entre los protagonistas lo que fascinó a todos los espectadores, además de una historia normal, pero muy bien contada. 

La mejor escena: cuando Marc espera a Kay en su piso y le pide explicaciones. Pura química.

¿Por qué la recomiendo?: porque el trabajo de unos buenos actores y una historia simple pero perfilada, nos pueden remover por dentro más de lo que creemos. 

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